El dirigente norcoreano Kim Jong Un, prometió reforzar el arsenal nuclear de su país, durante su discurso de cierre del congreso del partido en el poder, y días antes de que Joe Biden asuma la presidencia de Estados Unidos.
Según los analistas, Kim trata de atraer la atención de la nueva administración estadounidense, ahora que su país está más aislado que nunca tras cerrar las fronteras para protegerse de la pandemia del coronavirus.
Al reforzar nuestro arsenal de guerra nuclear, debemos hacer todo lo posible para construir el ejército más poderoso”, dijo Kim al Congreso del Partido de los Trabajadores, de acuerdo con la agencia de noticias oficial KCNA.
Poco antes, en el octavo día del congreso – que ha sido dos veces más largo que el último realizado en 2016 -, Kim aseguró que Estados Unidos “es el principal obstáculo para el desarrollo de nuestra revolución y nuestro principal enemigo”.
La verdadera intención de su política hacia la RDCN (República Democrática de Corea del Norte) no cambiará nunca, independientemente de quien esté en el poder”, agregó sin mencionar el nombre de Biden.
Corea del Norte ha concluido, dijo Kim, sus planes para desarrollar un submarino nuclear, – lo que será un punto de inflexión estratégico- y enunció la lista de objetivos armamentísticos, como ojivas nucleares supersónicas, satélites de reconocimiento militar y misiles balísticos intercontinentales de carburante sólido.
Los programas armamentísticos del Norte se han acelerado desde que Kim llegó al poder, entre ellos la bomba nuclear más potente hasta la fecha y misiles capaces de alcanzar el territorio de Estados Unidos, aunque ello a costa del recrudecimiento de las sanciones internacionales.
En el desfile militar de octubre, Corea del Norte mostró su nuevo misil balístico intercontinental (ICBM) gigantesco, que sería, según los analistas, el mayor del mundo propulsado por carburante líquido que puede desplazarse por carretera.
Kim y el presidente saliente estadounidense, Donald Trump, mantuvieron una relación tumultuosa, salpicada inicialmente de insultos mutuos y amenazas de guerra, para pasar a una relación más cercana.
No obstante, la cumbre nuclear que realizaron ambos mandatarios en Hanói en febrero de 2019, acabó abruptamente sin acuerdo sobre un alivio de las sanciones y sobre lo que Pyongyang estaría dispuesto a ceder a cambio.
El cambio de liderazgo en Washington supone un desafío para Pyongyang: Biden ha tildado a Kim de “matón” durante los debates presidenciales, mientras que para éste es un “perro rabioso” que debe ser “apaleado hasta la muerte”.