El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, se presentó a los españoles como un hombre tranquilo y moderado, pero la fórmula no bastó para lograr una victoria en las legislativas del domingo lo suficientemente amplia para asegurarse gobernar España.
Expresidente regional gallego, Feijóo, de 61 años, tomó las riendas del Partido Popular (PP, conservadores) hace un año con el objetivo de poner orden en una formación en la oposición desde 2018 y que acababa de atravesar una de sus peores crisis internas.
Tras el éxito de la derecha en las elecciones locales de mayo, este domingo repitió triunfo, esta vez agridulce.
El PP consiguió 136 escaños, 14 más que los socialistas de Pedro Sánchez, que, sin embargo, están en mejor posición para pactar con otras fuerzas y alcanzar los 176 diputados de la mayoría absoluta.
“No me lo puedo creer, no me lo puedo creer”, repetía consternada a la AFP Concha Peña, una madrileña de 70 años que se había acercado a la sede del PP en Madrid y que finalmente no pudo festejar mucho.
A medida que los resultados aparecían en la pantalla, la septuagenaria se frotaba los ojos, ella que creía en un maremoto de la derecha.
Núnez Feijóo sale al balcón y asegura que la guerra no está perdida.
“Como candidato del partido más votado, creo que mi deber” es “intentar gobernar nuestro país”, lanza a los militantes, que se lo agradecen con aplausos.
“Imposible”
Begona Valcarce, una ejecutiva de 49 años dice que lo ocurrido este domingo es “imposible”, dados todos los sondeos que auguraban una victoria clara y suficiente de Feijóo.
“Es imposible”, el Partido Popular “debería haber sacado mucho más”, estima Valcarce, sospechando de “métodos chavistas” en el recuento de los votos, en alusión al antiguo líder venezolano Hugo Chávez.
Un animador se esfuerza desde el micrófono por animar a la gente.
“¡Esto es una fiesta, esto es un triunfo!”, exclama, entre una multitud circunspecta.
En la sede del partido de extrema derecha Vox, que esperaba entrar en un gobierno de coalición liderado por el PP, el humor es pésimo, y abundan los insultos a Sánchez.
Por si fuera poco, el partido ha pasado de los 52 diputados de 2019 a los 33 de ahora, pero Carmen, de 65 años, que no quiere dar su apellido, no lamenta haber venido.
“Soy afiliada de Vox y he venido a apoyar a pesar de los resultados”, explica. “A ver si salen y nos dicen hola, adiós y vamos a casa a descansar”.
El líder de Vox, Santiago Abascal, finalmente sale a hablar, pero a diferencia de Feijóo, no muestra optimismo.
“Pedro Sánchez, aun perdiendo las elecciones (…) podría incluso ser investido con el apoyo del comunismo, del separatismo golpista y del terrorismo”, sentencia, aludiendo a la izquierda radical, y a los independentistas catalanes y vascos.