El exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva y el actual presidente Jair Bolsonaro, favoritos en las elecciones brasileñas del próximo domingo 2 de octubre, intercambiaron insultos y acusaciones en un belicoso último debate.
El tradicional debate de la TV Globo, el más esperado antes de las elecciones, era el segundo duelo televisivo con la presencia de los dos punteros en las encuestas y se anticipaba electrizante, visto como la última gran oportunidad para atraer el voto de los indecisos.
En su primera intervención, Bolsonaro, de 67 años, acusó a Lula, de 76, de haber sido el jefe de una “pandilla” de ladrones, durante los gobiernos de su Partido de los Trabajadores (PT) (2003-2016), incluso tachándolo de “mentiroso” y “traidor a la patria”.
Hacía referencia al escándalo de Petrobras, por el que el otrora obrero metalúrgico fue encarcelado por 18 meses en 2018 y 2019, antes de que su condena fuera anulada por la corte suprema.
Lula, quien había sido criticado por eludir las acusaciones de corrupción en el primer duelo televisivo, decidió esta vez ir al ataque.
Si se viese en el espejo y supiese lo que pasa en su gobierno, lo que fue la pandilla de la vacuna”, lanzó el expresidente, acusando a su rival de irregularidades durante la compra de antígenos contra el COVID.
Los sondeos reflejan incluso la posibilidad de que Lula gane en la primera vuelta el domingo, según una encuesta publicada este jueves 29 de septiembre por el Instituto Datafolha, que le da una ventaja de 14 puntos al exmandatario y 50% de los votos válidos.
El 2 de octubre, el pueblo te va a mandar a casa”, agregó el izquierdista, lamentando a un presidente que “miente a toda hora, descaradamente”.
No existe nada contra mi gobierno”, dijo Bolsonaro, quien siguió arremetiendo con el micro apagado, lo que le valió un llamado al orden del moderador.
Los ánimos luego se calmaron, pero en las más de tres horas de discusiones pocas propuestas concretas fueron presentadas por los siete candidatos presentes (de los 11 en lista).
Llueven críticas a Bolsonaro
Atacado por el manejo de su gobierno de la pandemia de COVID-19, que en Brasil dejó más de 680 mil muertos, Bolsonaro afirmó que “ningún país del mundo compró vacunas en 2020”.
No obstante, la afirmación es falsa, pues ya millones de vacunas habían sido distribuidas ese año, incluidas en países como Argentina, Chile y México.
El mandatario se hizo eco además de un vídeo manipulado en el que Lula supuestamente defendía que “se robase un celular para comprar una cervecita”.
Este año no hemos tenido noticias de incendios ni en el Pantanal ni en la selva amazónica, a no ser los que ya ocurren regularmente”, contestó Bolsonaro, señalado por su política ambiental, muy criticada por los ecologistas.
Pero los datos oficiales muestran que los incendios en la Amazonía brasileña en lo que va de año ya superan los registrados en todo 2021.
De acuerdo con el sondeo de Datafolha, que Bolsonaro inmediatamente desacreditó, Lula tiene 48% de las intenciones de voto frente a 34% del mandatario, ambos un punto más que la semana pasada.
Considerando únicamente los votos válidos (sin blancos ni nulos), Lula reúne 50% de los apoyos, porcentaje mínimo para obtener una victoria en primera vuelta.
Si ninguno de los candidatos alcanza el 50% de los votos, habrá una segunda vuelta el 30 de octubre.
Candidatos buscan apoyos
Bolsonaro busca la reelección contando principalmente con el voto evangélico y empresarial, pero se ha visto ampliamente superado desde hace meses por el expresidente izquierdista en los sondeos, apoyado sobre todo por las clases populares, los jóvenes y las mujeres.
El jueves obtuvo el simbólico respaldo del astro del PSG y la ‘Seleção’, Neymar, quien publicó un video para sus 8.1 millones de seguidores en la red Tik Tok en el que se le ve repitiendo un ‘jingle’ de la campaña del mandatario.
Para Lula, quien busca regresar al Palacio del Planalto tras haber gobernado Brasil entre 2003 y 2010, salir airoso del debate podría darle un impulso final para consagrarse presidente el domingo.
La campaña del izquierdista ha llamado a los brasileños al voto “útil” ya en la primera vuelta, para intentar capturar votos de otros candidatos más relegados en las encuestas, como el centroizquierdista Ciro Gomes (6% de la intención de voto) y la senadora Simone Tebet (5%).
¿Qué proponen ambos candidatos?
Programas sociales y economía
Actualmente, más de 33 millones de brasileños pasan hambre y 9.9 millones están desempleados en este país de 213 millones de habitantes.
El principal caballo de batalla de Bolsonaro para combatir esto es el programa de transferencia de dinero Auxilio Brasil, una reformulación del Bolsa Familia creado bajo la administración Lula (2003-2010), aumentado a 400 reales mensuales (77 dólares) durante la pandemia y a 600 reales (115 dólares) este año.
Su programa menciona como prioridad la generación de empleos, especialmente para jóvenes y mujeres, y cita la libertad económica como promotora del bienestar social.
El candidato ultraderechista promete eximir del impuesto a la renta a quienes ganen hasta cinco salarios mínimos y mejorar la infraestructura en las regiones menos desarrolladas, además de ampliar el proceso de privatizaciones.
Lula, por su parte, promete lanzar un Bolsa Familia “renovado y ampliado”, agregando a los 600 reales mensuales otros 150 (28 dólares) por cada hijo menor de seis años.
Su propuesta económica tiene como pilares la inversión pública y la mejora del salario mínimo (mil 212 reales unos 236 dólares) para restaurar el poder adquisitivo de los brasileños frente a la elevada inflación.
El líder histórico del Partido de los Trabajadores (P) también se plantea implementar una reforma tributaria “para que los pobres paguen menos y los ricos paguen más”. Lula ha dicho que trazará un plan para reducir el endeudamiento que afecta a casi 70% de las familias brasileñas.
Por ello, propone una nueva legislación laboral “para ampliar la protección social”, revirtiendo los retrocesos de una reforma de 2017.
Medio ambiente y Amazonía
Blanco de fuertes críticas internacionales, la política ambiental de Bolsonaro prevé continuar con las operaciones militares “Verde Brasil” y “Guardianes del Bioma”, criticadas por ambientalistas por su alto costo y baja eficacia para combatir la deforestación, los incendios y la criminalidad en la Amazonía.
En su programa, afirma que “buscará acelerar el desarrollo de acciones de reducción y mitigación de gases de efecto invernadero”, al tiempo que reconoce la lucha climática como parte inexorable de la solución para el futuro del planeta, afirmaciones vistas con escepticismo por los especialistas.
Mientras que Lula promete combatir frontalmente la minería ilegal, los incendios y la deforestación en la selva amazónica, fortaleciendo los órganos de preservación y control, debilitados durante la gestión de Bolsonaro.
Asimismo, pretende destrabar los recursos millonarios del Fondo Amazonía, financiado por Noruega y Alemania y paralizado desde 2019. También promete cumplir las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero asumidas en el Acuerdo de París y asegurar la transición energética del país.
Relaciones internacionales
Lula apunta a recuperar el protagonismo global de Brasil con una política externa activa y altiva, ampliando acuerdos comerciales internacionales y retomando la cooperación “sur-sur” con América Latina y África, así como el fortalecimiento del Mercosur, la Unasur, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y el Brics.
“Viajaré para restablecer la relación que Brasil tenía con todos los países de Europa, de Sudamérica, con Sudáfrica, con China, con los países árabes, con Estados Unidos”, dijo Lula durante la campaña.
Bolsonaro defiende nuevos acuerdos bilaterales y multilaterales, y apuesta por concluir el proceso de ingreso de Brasil a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), para atraer inversiones, capital y fortalecer los lazos con los países industrializados.
Seguridad
Bolsonaro promete aumentar la inversión en órganos de seguridad pública como policías estatales y Fuerzas Armadas. Además, defiende una flexibilización aún mayor del acceso a las armas, para ampliar el derecho fundamental a la legítima defensa y la libertad individual.
Lula, en cambio, dice que es necesaria una nueva política sobre drogas que sustituya el actual modelo bélico de combate al narcotráfico con estrategias que privilegien la investigación y la inteligencia para desarticular las organizaciones criminales.
Minorías
Lula promete defender “los derechos y territorios de los pueblos indígenas” y quilombolas (descendientes de esclavos) y se comprometió públicamente a crear un Ministerio de los pueblos originarios, encabezado por personas indígena.
Así como políticas de salud, educación, empleo y seguridad para la comunidad LGBTIQ+ y la ampliación de cupos sociales y raciales en universidades.
Por su parte, Bolsonaro no menciona a la comunidad LGBTIQ+ en su programa. Sobre los indígenas, reivindica su “libertad” de hacer un “uso responsable” de los recursos naturales, “equilibrando protección ambiental con crecimiento económico justo y sustentable”.