“El hospital bombardeado, las escuelas bombardeadas, las casas bombardeadas”, Suzzanne, migrante ucraniana.
Ésta es la última imagen de esta joven ucraniana, que huyó con su hija de 9 años, tiene de su hogar: bombardeos y destrucción.
Las autoridades señalan que, en dos semanas de conflicto, un millón 720 mil desplazados han llegado a Polonia.
El 60% del universo total del éxodo por este conflicto bélico han cruzado por tres puntos fronterizos Medyka, Hrebenne y Dorohusk.
“Hay días que no paramos simplemente. Después los refugiados salen y se calma un poquito y después vienen más buses y llegan muchos más”, Elena Jerónimo, medica voluntaria.
Los ataques de las tropas rusas, al oeste de Ucrania, han disparado el número de refugiados en Polonia. En Przemysl se habilitó como albergues un centro comercial y una bodega.
Pero ante tal crisis, las muestras de solidaridad han cambiado. Ya no es suficiente con proporcionar comida o cobijas.
Miguel, un médico de Republica Checa, espera en el cruce fronteriza de Medyka a Rebeca, una mujer a la que nunca ha visto.
“Estoy esperando a una médico, que contacté por Facebook. Mi plan es llevarla a la República Checa y ofrecerle lugar en mi casa”, Miguel, doctor de Republica Checa.
Él, junto con su pareja, están a punto de adoptar una familia.
“Me registre en Facebook y solo ofrecí mi ayuda. Y ella nos contactó desde Kiev. Yo solo quiero ayudar”, agregó.
Lo mismo sucede con Irían y su mamá.
“La mejor forma es ofreciendo un lugar en nuestra casa e intentando integrarlos en nuestra sociedad también”, Irían, voluntario español.
Desde el jueves por la noche Irían y su mamá salieron de Loroño, España. Manejaron un día completo para darle acogida a una familia que huye del conflicto.
“Veía que las cosas estaban mal y al sentir, pues, cierta tristeza pues esa tristeza y esa preocupación nos llevó a venir aquí”, añadió.
Y la mexicana Galit considera que la mejor manera de ayudar es haciendo sonreír, en medio de esta tragedia a quienes aún ni imaginan lo que están enfrentando.
Para ello la fundación cadena instaló un centro al interior de uno de los albergues donde los más pequeños reciben ayuda psicosocial.
“Lo más importante es poder sacarles una sonrisa, que se diviertan un ratito. Sus papás, todos están en crisis, están tratando de empezar una nueva vida y estos niños lo único que necesitan es un lugar donde puedan correr, donde se sientan seguros”, Galit Laniado, voluntaria mexicana ONG Cadena
En ocasiones, la mejor ayuda ante el horror de la guerra.
Es el calor de una familia o un par de crayolas.
