El efecto boomerang de las medidas arancelarias que pretende imponer Estados Unidos a México y Canadá, podría terminar teniendo un alto costo inflacionario para los consumidores estadounidenses, y un menor crecimiento económico para América del Norte.
De entrada, 30% de las importaciones totales de la Unión Americana provienen de sus dos socios comerciales.
El encarecimiento por aranceles afectaría a tres de cada 10 productos manufacturados en México y Canadá, y la inflación repuntaría en al menos, 4.5% en Estados Unidos.
El caso del sector automotriz es representativo. La Unión Americana gastó 151 mil millones de dólares en 11 meses de 2024 en vehículos armados y autopartes fabricadas en México y 34 mil millones más en automotores canadienses.
Y es que a partir del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)que arrancó en 1994, las empresas estadounidenses trasladaron sus plantas armadoras a México, por criterios de ahorro en mano de obra y sin la restricción de aranceles.
Esta tendencia se afianzó con el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), convenio comercial trilateral modificado en la primera presidencia de Donald Trump.
Aranceles a vehículos
Un arancel de 25% a los vehículos, que actualmente no pagan impuesto de importación en Estados Unidos, elevaría el precio para los consumidores norteamericanos y las empresas tardarían años en reponer las plantas que antes cerraron.
La comida mexicana también les costará más a los estadounidenses, que el año pasado consumieron 46 mil millones de dólares de productos agrícolas y bebidas.
Entre ese grupo, más de 10 mil millones en cerveza y licores destilados, 8 mil 300 millones en verduras frescas y 9 mil millones en frutas frescas, de los que 3 mil 100 millones correspondieron sólo al aguacate mexicano, tan apreciado en el Super Bowl.