Internacional

Mexicanos en Ucrania narran cómo escaparon tras invasión rusa

Son cientos quienes buscan apoyo, como Jair Brenis, egresado del Instituto Politécnico Nacional y ahora desplazado de Kiev

Los mexicanos en Ucrania se mueven a donde su vida prevalezca.

De la gran ciudad a las montañas, a los pueblos alejados del fuego invasor, buscan la frontera.

Polonia, Hungría o Rumanía, los vecinos más seguros, menos hostiles. Sitios en que puedan restablecer contacto con la diplomacia mexicana para regresar a su tierra o permanecer en algún lugar de Europa del Este.

Son cientos quienes buscan apoyo, como Jair Brenis, egresado del Instituto Politécnico Nacional y ahora desplazado de Kiev.

Se escuchaban las bombas comenzaban a escucharse cada vez más. No tomé nada, sólo tomé a mi perro, una bolsa con medicinas, mis documentos y algo de dinero”, narró Jair Brenis.

Y agregó: “puede ser que pierda todo o que pueda regresar en un mes, eso dependerá de cómo se lleve el conflicto”.

El trayecto de 17 horas en un camión de la empresa para la que trabaja lo arrojó a Truskavets, cerca de la frontera con Polonia.

Contrabajista egresado de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, a Javier Donlucas Pelayo lo persigue la paradoja.

Dejó hace cuatro años Chihuahua en medio de la guerra de cárteles, después que su vecino murió en la calle por un disparo. Y la música lo llevó a Ucrania.

“Un país donde yo no conocía, donde no hablo el idioma y donde iba a empezar de cero y tenía qué mantener una familia”, comentó Javier Donlucas Pelayo, músico mexicano en Ucrania.

Con su esposa y su pequeño cruzó a Polonia en busca de integrarse a los connacionales que regresarán a México en el avión de la Fuerza Aérea.

También por la música, pero para estudiar, Juan Pablo Elizalde viajó en 2016 a Kiev. Encontró ahí esposa y su segunda patria.

“Yo estoy con Ucrania, yo estoy con su gente y yo los apoyo. Estoy triste y estoy enojado. Así estoy y así estamos mi esposa y yo; nos quitaron en un día todo”, expresó Juan Pablo Elizalde.

Abandonó su departamento al amanecer del jueves, con los primeros bombardeos. Y se sumó a la familia de su esposa Malika Shumska en un autobús que los llevó a las montañas, a 180 kilómetros de la frontera con Rumania.

Alex Ricalday es otro de los mexicanos perdidos.

Su plan de abandonar Kiev el pasado viernes cambió súbitamente. Por el ataque que lanzó Rusia, un día antes, junto a su esposa, Kate, salió con los primeros bombardeos.

Alex se sumó al penoso éxodo por tierra.

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