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Miles de familias gitanas huyen de la guerra en Ucrania mientras otras vuelven

Foto: AFP.

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El 22% de la población que residía en Ucrania antes del conflicto bélico actual, era originaria de comunidades indígenas/culturales o de otros países; se calcula que romaníes o gitanos, eran 200 mil.

Viga intentó explicar a las autoridades de migración que ella, sus cuatro hijos, tres  hermanas y 16 sobrinos, intentarían regresar a Ucrania.

La familia de Viga es numerosa, hay 20 menores y de las cuatro mujeres que viajan en la familia, una se encuentra embarazada.

Todos huyeron de Uzghgorod -una comunidad a sólo 5 km de la frontera entre Ucrania y Eslovaquia– cuando les avisaron que los rusos estaban por llegar. Apenas pudieron tomar una chamarra para cubrir a cada uno de los menores.

Es la segunda vez que un  conflicto armado sorprende a la familia de Viga; en 2014 el grupo salió  de Crimea tras la adhesión de ese territorio a Rusia.

Viga advierte que no puede hablar a cuadro sin la autorización de su esposo. Y no puede comunicarse con él porque, al igual que muchos gitanos que vivían en Ucrania, fue enlistado en el ejército; ahora lucha contra los rusos.

Los desplazados de los desplazados

Cuando la guerra entre Rusia y Ucrania estalló, ellos también tuvieron huir, incluso con menos certezas que los propios ucranianos.

En el punto fronterizo de Vysné Nemecké, donde han cruzado hasta 240 mil desplazados a territorio eslovaco, llegan cada día grupos de romaníes o gitanos. Es tal vez la frontera más cercana a los asentamientos de la comunidad gitana.

Yésica Serna, una mexicana avecindada desde hace seis años en Eslovaquia y a quien la crisis humanitaria por la guerra convirtió  en voluntaria del Cuerpo de Bomberos de Kosiçe, explica cómo autoridades y voluntariado ponen especial atención en estas comunidades

Ellos tienen sus costumbres específicas, tiene sus dialectos que a veces, a lo mejor entre ucranianos y eslovacos, a lo mejor puede ser algo parecido, se entienden entre sí, pero los rumanos tienen su dialecto. […] Entonces aquí hay una asociación que se encarga específicamente de ellos y los transporta específicamente a los lugares donde está su etnia”, dijo Yesica Serna, voluntaria Cuerpo de Bomberos Kosice, Eslovaquia.

La familia de Viga fue instalada en una de las carpas para los desplazados que llegan a Vysné Nemecké, y aunque se les ofreció alojamiento temporal en Bratislavia, ella y sus hermanas decidieron regresar a Ucrania.

Viga dice que no se sienten cómodas en este lado de la frontera. La vida de una persona refugiada puede ser más complicada aún para una comunidad en la que se habla romaní y no ucraniano.

El voluntariado de Vysne Nemecké se organizó para conseguir una camioneta y transportar a la familia de Viga al cruce fronterizo nuevamente. Del lado ucraniano caminarán aproximadamente una hora hasta casa de la abuela que está muy enferma, en cama, y quien no pudo salir de Ucrania.

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