Internacional

Periodistas latinoamericanas sufren violencia en medios

Acoso sexual, techo de cristal, y menores sueldos son parte de la discriminación en razón de género que viven a diario las periodistas en América Latina.

Las mujeres de América Latina que se dedican al periodismo, también sufren violencia en los medios de comunicación donde laboran.

A propósito del Día Mundial de la Libertad de Prensa que se conmemora el 3 de mayo de cada año, el reporte Mujeres Periodistas y Salas de Redacción hecho por la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, revela que existen patrones de discriminación que las mujeres periodistas y las trabajadoras de los medios de comunicación experimentan en sus lugares de trabajo.

La Relatoría advierte que aunque en los últimos años ha aumentado el número de mujeres que ejercen el periodismo, los patrones arraigados de discriminación por motivos de género aún representan un enorme desafío para la capacidad de la mujer para iniciar y llevar a cabo una carrera en el ámbito del periodismo en igualdad de condiciones con el hombre.

Por ejemplo, a nivel regional, las mujeres periodistas y las trabajadoras de los medios de comunicación son relegadas a trabajar en los temas “menos relevantes” en la agenda mediática, o aquellos que las propias redacciones consideran de “temática femenina”, como cultura, sociedad, salud, educación. El reporte señala que en la mayoría de los países de América Latina este tipo de temáticas son considerados como extensiones de las tareas reproductivas que las mujeres tradicionalmente han realizado sin paga en la sociedad.

Menor sueldo

Y precisamente el tema de los sueldos a las mujeres periodistas en América Latina, resulta menor que el de los hombres.

El estudio señala que en México, las mujeres periodistas y las trabajadoras de los medios de comunicación también enfrentan un alto nivel de inestabilidad económica en el ejercicio de la profesión. Muchas de ellas, dice el estudio, declaran que los ingresos que reciben por su labor periodística no son suficientes para solventar su costo de vida, lo que las obliga a tener otros trabajos paralelos.

“Esta multiplicidad de empleos, a la que se suma el trabajo doméstico no remunerado, les genera una sobrecarga de tareas que impacta no sólo en el ejercicio de su profesión sino también en su salud y otros aspectos de su vida personal”, advierte la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión.

Techo de cristal

El “techo de cristal”, que se refiere a los obstáculos basados en sesgos de género que impiden o dificultan que las mujeres accedan a altos puestos de decisión y/o dirección en las empresas, es otro de los hechos de discriminación por género que sufren las mujeres.

El estudio advierte que en toda la región, la presencia de mujeres tanto en los cargos jerárquicos al interior de las redacciones como en los puestos de gobierno y alta gerencia de las empresas periodísticas es escasa.

Por ejemplo, en 2016, la Federación Internacional de Periodistas (FIP) reportó que la representación de las mujeres en los puestos de dirección de las empresas de medios de América Latina era inferior al 25%, una tendencia que no ha cambiado de manera significativa hasta la fecha.

En México, sobre una muestra de 392 periodistas y trabajadoras de los medios de comunicación en 2019 alrededor del 47% señaló que no tenía ni había tenido personal a su cargo. Asimismo, de un total de 22 medios impresos o digitales en 2020, sólo cuatro tenían paridad de género o mayoría de mujeres en cargos directivos o coordinaciones.

Acoso sexual

Otra de las violencias que se ejercen sobre las mujeres en los medios de comunicación es el acoso sexual. El estudio recuerda cómo en 2019 las periodistas mexicanas utilizaron las redes sociales para dar a conocer sus testimonios sobre las experiencias de acoso sexual que habían experimentado al interior de los medios de comunicación a través de la etiqueta #MetooPeriodistasMexicanos.

La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión señala que tras un análisis sobre el alcance y el uso de la etiqueta revela que los hechos denunciados son perpetrados por reporteros que aprovechan los espacios de convivencia con sus compañeras, dentro o fuera de las redacciones, para toquetearlas, intentar besarlas o convencerlas de tener relaciones sexuales.

Advierte que en otros casos los hombres aprovechan los espacios de confianza para intentar acorralar a sus colegas para salir juntos y en otros más se trata de reporteros que llevan más tiempo en el medio y se ofrecen a ayudar a las más jóvenes a cambio de relaciones sexuales o juegos eróticos.

De acuerdo con el estudio, también se han denunciado prácticas de violencia laboral, menosprecio al trabajo de las reporteras y prácticas que incomodan a las periodistas como que sus compañeros vean pornografía en el lugar de trabajo, que las saluden intentado besarlas en los labios o que les envíen mensajes de textos con contenido sexual.

“En línea con estos testimonios, un estudio realizado en 2019 sobre una muestra de 392 mujeres periodistas reveló que el 72% de ellas había vivido o estaba viviendo una situación de acoso sexual en el lugar de trabajo. Estas agresiones son ejercidas por sus colegas, tanto jefes inmediatos como compañeros de trabajo del medio donde laboran, como de otros medios”, dice el reporte.

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