Un nuevo convoy con 17 camiones con ayuda humanitaria entró este domingo a la Franja de Gaza en un momento en que Israel intensificó sus bombardeos contra este enclave palestino asediado, dos semanas después del estallido de una guerra desencadenada por una ofensiva sin precedentes del movimiento islamista Hamás.
El ejército israelí, en preparación para una operación terrestre, ha concentrado decenas de miles de soldados en las fronteras de este estrecho territorio donde viven hacinados 2.4 millones de palestinos.
La comunidad internacional teme que la guerra que comenzó el 7 de octubre entre Hamás e Israel escale y se desborde a otros países de Oriente Medio e Irán advirtió que la región es un “polvorín“.
Según las autoridades israelíes, más de mil 400 personas murieron en Israel desde el 7 de octubre, la mayoría civiles ese mismo día a manos de los combatientes de Hamás que lanzaron una ofensiva desde la Franja de Gaza.
Dentro Gaza, más de 4 mil 600 personas, en su mayoría civiles, murieron en los incesantes bombardeos israelíes, según el último balance del ministerio de Salud de Hamás, que controla este territorio palestino desde 2007.
El convoy de 17 de camiones que entró este domingo en este territorio es el segundo envió humanitario que llega a este enclave que Israel mantiene bajo asedio desde el 9 de octubre, sin agua, comida, combustible y electricidad.
En el convoy había seis camiones cisterna con combustible para los grupos generadores de electricidad de hospitales.
El sábado, una primera caravana entró por el paso de Rafah, en la frontera con Egipto.
Según la ONU, harían falta al menos 100 camiones diarios para atender las necesidades de todos los habitantes de Gaza.
Los ataques aéreos lanzados por Israel han arrasado barrios enteros en Gaza. La ciudad de Rafah, cerca de la frontera con Egipto en el sur, fue uno de los objetivos de los bombardeos, y también se observaron nubes de humo sobre Gaza, en el norte, según periodistas de AFP.
“Estábamos en casa durmiendo, nos despertamos cuando los vidrios explotaron y cayeron los ladrillos. Nos salvamos de milagro”, contó Om Ahmad Abu Sanjar, una residente de Rafah.
El 15 de octubre, Israel pidió a los civiles del norte de la Franja de Gaza que huyeran hacia el sur para refugiarse de los bombardeos.
Según la ONU, al menos 1.4 millones de palestinos han sido desplazados desde que inició el conflicto y la situación humanitaria en el territorio es “catastrófica”.
“Un polvorín”
Las hostilidades llegaron también a la frontera entre el norte de Israel y el sur de Líbano, con recurrentes cruces de disparos entre el ejército israelí y el Hezbolá pro-iraní, aliado de Hamás.
Israel ordenó la evacuación de decenas de comunidades en el norte de su territorio. En Líbano, miles de personas también huyeron de las zonas fronterizas a la ciudad meridional de Tiro.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu advirtió al grupo libanés Hezbolá que cometería “el error de su vida” si decide entrar en guerra con Israel y que esto sería “devastador” para Líbano.
Y el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, afirmó que Estados Unidos “no dudará en actuar” militarmente contra cualquier “organización” o “país” que esté tentado de “ampliar” el conflicto.
El canciller iraní, Hosein Amir Abdolahian, dijo más temprano que “la región es como un polvorín” y puso en aviso a Estados Unidos e Israel y afirmó que la situación puede volverse “incontrolable”.
En Cisjordania, otro territorio palestino ocupado, más de 90 personas han muerto desde el 7 de octubre, por ataques del ejército o de colonos israelíes, según el ministerio palestino de Salud.