El ejército israelí continuó este viernes con su ofensiva terrestre y aérea contra Hamás en la Franja de Gaza, cuya catastrófica situación llevó al Consejo de Seguridad de la ONU a exigir el suministro de ayuda humanitaria “a gran escala” para ese territorio asediado.
Después de unas complicadas negociaciones y de que la votación fuese postergada varias veces para evitar un eventual veto de Estados Unidos, la resolución fue aprobada por 13 votos a favor, ninguno en contra y dos abstenciones (Rusia y Estados Unidos).
La disposición “exige a todas las partes que autoricen y faciliten la entrega inmediata, segura y sin obstáculos de asistencia humanitaria a gran escala” para Gaza y “crear las condiciones para un cese duradero de las hostilidades”.
Para evitar un nuevo veto estadounidense, no menciona el “cese urgente y duradero de las hostilidades” que recogía el texto inicial, ni tampoco la “suspensión urgente de las hostilidades” que propuso incluir Rusia en una enmienda y que fue bloqueada por Washington.
Tras la votación, el canciller israelí, Eli Cohen, indicó en la red social X que su país “seguirá inspeccionando, por razones de seguridad, toda la asistencia humanitaria para Gaza”.
– Ayuda insuficiente –
La guerra entre Israel y Hamás estalló el 7 de octubre.
Israel prometió destruir al grupo islamista y lanzó un incesante bombardeo en Gaza, junto a una ofensiva terrestre, que dejó al menos 20 mil 057 muertos, en su mayoría mujeres y niños, y más de 50 mil heridos, según Hamás, que gobierna el territorio.
En el estrecho territorio, asediado y en ruinas, la ayuda llega a cuentagotas.
“No tengo miedo de llevar ayuda a Gaza. Si me dejaran entrar, iría hasta el norte [de la Franja]. Llevamos esperando aquí varias horas”, declaró el viernes a una periodista de AFP el conductor de un camión, Said Abdel Hamid, en el punto de fronterizo de Kerem Shalom (Karem Abu Salem en árabe).
Tanto en ese paso fronterizo como en el de Rafah (que comunica la Franja con Egipto), los únicos que se pueden utilizar para el suministro de ayuda humanitaria, van llegando cargamentos de harina, colchones, mantas y productos alimentarios. Una ayuda insuficiente, según las oenegés y la ONU.
De media, por el puesto fronterizo de Kerem Shalom, abierto desde la semana pasada, entran 80 camiones cada día a Gaza.
– “Ningún lugar seguro” –
En la ciudad de Gaza los combates avanzan calle a calle, a veces de edificio a edificio. Israel anuncia con regularidad la destrucción de túneles, de infraestructuras de Hamás y la incautación de armas, y el movimiento islamista comunica la destrucción de tanques y otros vehículos militares israelíes.
Más de 410 palestinos murieron en las últimas 48 horas en la Franja de Gaza, 16 de los cuales este viernes en un bombardeo que alcanzó una casa en Jabailya (norte) y cinco en un ataque contra un vehículo en Rafah (sur), según el Ministerio de Salud de Hamás.
El viernes, Israel anunció la muerte de dos soldados, con lo que ya son 139 los militares israelíes muertos en Gaza desde que empezó el conflicto.
Desde hace semanas, las agencias de la ONU alertan de las catastróficas condiciones en que viven los habitantes de Gaza, donde 1.9 millones de personas han sido desplazados, de una población de 2.4 millones, según cálculos de Naciones Unidas.
Muchos viven en refugios abarrotados, con dificultades para conseguir comida, agua, combustible y medicamentos.
La ONU alertó en un informe que toda la población del enclave se verá confrontada en las próximas seis semanas a riesgos elevados de inseguridad alimentaria.
El viernes, el ejército israelí pidió la evacuación del campo de refugiados de Bureij (centro) y de los barrios aledaños.
“Nos pidieron que nos fuéramos, así que nos fuimos al hospital Al Shifa, y luego al campo de Nuseirat, donde estuvimos mes y medio, y ahora vamos hacia Rafah. Nos dicen que es seguro, pero no hay ningún lugar seguro”, declaró a AFPTV este viernes Salem Youcef, un palestino que tuvo que dejar el campo de Bureij.
– Posturas alejadas –
En tanto, continúan los esfuerzos de Egipto y Qatar, mediadores en el conflicto, para alcanzar una nueva tregua, después de que la instaurada durante una semana a finales de noviembre permitiera la liberación de 105 rehenes y de 240 presos palestinos en Israel, además del suministro de más ayuda humanitaria.
No obstante, las posturas públicas de Israel y Hamás siguen muy alejadas.
Hamás exige una interrupción total de los combates antes de negociar un intercambio de rehenes, mientras que Israel descarta un alto el fuego antes de haber “eliminado” a Hamás, considerado como una organización terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea e Israel.
La guerra también repercutió en otras partes de Oriente Medio.
El viernes, el ejército israelí anunció que uno de sus soldados había sido abatido y que otro fue gravemente herido por tiros procedentes de Líbano mientras efectuaban una “actividad operativa” en Shtoula, cerca de la frontera libanesa.