El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, calificó de “patética” la respuesta que se está dando al cambio climático y dijo que el mundo se dirige “al desastre”, una situación de la que culpó, en buena medida, a los combustibles fósiles y a las empresas energéticas.
El mundo necesita que la industria use sus enormes recursos para impulsar, no obstruir, la transición global de los combustibles fósiles a las energías renovables comentó.
Asimismo, indicó que es necesario acelerar, de manera radical, las medidas contra el calentamiento global y que eso debe empezar con las compañías de combustibles fósiles.
Además, denunció que el año pasado, la industria del petróleo y el gas cosecharon unas ganancias extra de cuatro billones de dólares en beneficios netos.
Sin embargo, por cada dólar que gasta en exploración y perforación, sólo cuatro centavos fueron a energía limpia y captura de carbono combinadas. Vender el futuro por treinta monedas de plata es inmoral insistió.
Ante esto, acusó a las empresas energéticas de no cumplir ni con los objetivos mínimos que ellas mismas se han impuesto.
Por ello, pidió al sector que presente nuevos planes de transición que sean creíbles y detallados y que cubran todas sus actividades, que fijen objetivos claros y a corto plazo para pasar a energías limpias, y que dejen de usar su influencia y “amenazas legales” para frenar el progreso.
En ese sentido, criticó, por ejemplo, los intentos de romper alianzas entre compañías para la reducción de emisiones invocando la legislación antimonopolio.
¿Rumbo a una catástrofe?
Guterres se pronunció así tras mantener un encuentro con líderes de la sociedad civil en preparación de la próxima Cumbre del Clima (COP28), que se celebrará a finales de año en Dubái.
Alertó de que, justo en un momento en el que debería acelerarse la acción contra el cambio climático, lo que sucede es que está agenda se está socavando y asistimos a una clara falta de ambición, apoyo y cooperación.
Las actuales políticas llevan al mundo a un aumento de temperatura de 2.8 grados para el final del siglo. Eso significa catástrofe y; sin embargo, la respuesta colectiva sigue siendo patética comentó.
Según insistió, el mundo se dirige a un “desastre”, mientras demasiada gente pone todas sus esperanzas en ilusiones, tecnologías no probadas y soluciones milagrosas.
En este contexto, consideró que es hora de actuar de forma inmediata y recortar las emisiones en un 45% para 2030, lo que requiere compromisos adicionales por parte de los mayores emisores y más apoyo económico de los países más ricos al mundo en desarrollo.