La Organización de las Naciones Unidas (ONU) instó a Emiratos Árabes Unidos a aportar pruebas de vida de la princesa Latifa, hija del emir de Dubái, después de que ella afirmara estar retenida como rehén en unos videos divulgados por la prensa británica.
Una portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Liz Throssell, indicó este viernes en una rueda de prensa que el caso de la princesa Latifa había sido tratado la víspera ante la misión permanente de Emiratos en Ginebra.
Expresamos nuestra preocupación por la situación, habida cuenta de los inquietantes videos que salieron a la luz esta semana. Pedimos más informaciones y precisiones sobre la situación actual” de la princesa Latifa. Pedimos una prueba de vida”, señaló Liz Throssell.
Además, dada las graves preocupaciones sobre la situación de la princesa Latifa, pedimos que el Gobierno dé prioridad a esta respuesta”, agregó.
La princesa, de 35 años, hija de Mohamed bin Rashed al Maktum, dirigente del emirato de Dubái y primer ministro de Emiratos Árabes Unidos, intentó evadirse en barco de esta ciudad-estado del Golfo en 2018, en vano.
Sus familiares transmitieron videos en los que la princesa aseguraba estar encerrada en una mansión que se convirtió en prisión con todas las ventanas cerradas y custodiada por policías.
Según dijeron, no han tenido más noticias de ella.
Además, la cadena británica BBC, los videos fueron grabados aproximadamente un año después de que intentara huir.
Varias ONG’s como Amnistía Internacional (AI) pidieron a la ONU que se encargue del caso de la princesa Latifa.
En diciembre de 2018, la ex alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Mary Robinson, se reunió con la princesa y declaró que ésta estaba perturbada, afectada por un grave problema de salud y tratada por un psiquiatra pero que estaba bien atendida por su familia.
Dos años después, el grupo de trabajo de la ONU sobre desapariciones forzosas o involuntarias decidió dar por esclarecido el caso de la princesa, quien al parecer se encuentra recluida en régimen de incomunicación en su domicilio de Dubái.
Las ONG’s acusan de manera regular a Emiratos Árabes Unidos, rico estado del Golfo cercano a los países occidentales, de violar los derechos humanos y reprimir las voces críticas.