Myanmar se enfrenta a la posibilidad de una guerra civil “a una escala sin precedentes”, advirtió este miércoles Christine Schraner Burgener, enviada especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) al país asiático, e instó al Consejo de Seguridad a que considere una “acción potencialmente significativa” para revertir el golpe de Estado perpetrado el 1 de febrero y restaurar la democracia.
Schraner Burgener no especificó qué medidas consideraba como significativas, pero describió una grave situación por la represión militar durante su sesión informativa virtual ante el consejo. La enviada también advirtió que el país está “a punto de convertirse en un Estado fallido”.
“Esto podría ocurrir ante nuestros propios ojos”, comentó, “y no evitar una mayor intensificación de las atrocidades le costará al mundo mucho más a largo plazo que invertir en este momento en la prevención, sobre todo a los países vecinos de Birmania y a la región en general”.
Schraner Burgener instó al consejo a considerar todas las herramientas disponibles para tomar una acción colectiva y hacer lo que el pueblo de Birmania merece: “evitar una catástrofe multidimensional en el centro de Asia”.
El golpe de Estado revirtió años de lento progreso hacia la democracia en Myanmar, que durante cinco décadas había estado bajo un estricto mando militar que provocó un aislamiento y sanciones internacionales. A medida que los generales soltaban el control, lo que culminó con el ascenso al poder de Aung San Suu Kyi luego de las de 2015, la comunidad internacional respondió retirando la mayoría de las sanciones e invirtiendo en el país.