En América Latina se han descrito cerca de 220 razas de maíz, de las cuales 64, es decir 29%, se han identificado en México –con 160 variantes–, según datos de Biodiversidad Mexicana de Conabio.
De ellas, 59 se consideran nativas y se han encontrado cinco que son de otras regiones (cubano amarillo, del caribe, y cuatro razas de Guatemala -Nal Tel de Altura, Serrano, Negro de Chimaltenango y Quicheño), pero que también se han reportado en el país.
Su cultivo depende del clima, altitud y geografías. Se siembra en distintas regiones y es reconocida por su valor nutrimental, sus diversos usos y por el valor cultural que reúne el conocimiento y cosmovisión de los pueblos originarios quienes han jugado un papel fundamental para mantener, adaptar, sembrar y cuidar la diversidad de los maíces nativos.
No obstante, con la entrada del maíz transgénico no sólo se ha visto afectada la diversidad de los maíces sino también es una amenaza constante para los pueblos originarios, ya que significa la pérdida de la soberanía alimentaria y que es una experiencia que se comparte a lo largo del continente.
Anet Feliza, de la campaña Sin Maíz no Hay País, dijo que por ejemplo, en la experiencia del norte en Estados Unidos el maíz se ha convertido en un producto alergénico y deficiente en nutrientes.
“Es lo que han logrado los laboratorios estadounidenses lo han convertido en un producto alergénico, está registrado como pesticida”, lamentó.
Vicente Ferreira, guardián del maíz de la nación Guaraní en Bolivia, señaló que los guaraníes se ubican espacialmente al sur del país y que pertenecen a una de las 49 naciones y pueblos indígenas originarios de aquel país. Su población sobrepasa a los 100 mil habitantes.
En su experiencia señaló que en la actualidad han impulsado la Ley de Protección, Conservación y Fomento de Maíz Nativo, en el departamento de Chuquisaca. Ya la han presentado ante la Asamblea Legislativa Departamental de Chuquisaca. Esta fue realizada por la Nación Guaraní de Chuquisaca, la Nación Yampara y el Comité Ecológico Departamental de Chuquisaca.
Señaló que la nación Guaraní resguarda 22 variedades o ecotipos de maíces nativos como el Atichore, Bayo blanco avatiti o Pipoca, además de 6 variedades duros mejoradas. Hay 77 razas en Bolivia. Su uso y utilidad es diverso, “hay más de 50 formas de utilidad gastronómica”, pronto publicarán el libro “Gastronomía Ancestral de la Nación Guaraní”.
El defensor dijo que el papel de las mujeres es muy importante, “39% son guardianas de la defensa del maíz guaraní”. Uno de los proyectos sobresalientes que tienen son las tres casas comunitarias o bancos de semillas nativas, en la que los agricultores ellos dan en especie la semilla y eso asegura la producción de maíz en su territorio. Además cuentan con bancos de germoplasma, las variedades de maíces nativos.
En Guatemala han emprendido desde 2014 una lucha en contra del maíz transgénico y en la actualidad se sostiene la suspensión ante la Suprema Corte, tal como dijo Clara Luz Gómez, guardiana del maíz y antropóloga maya quiché. Señaló que para sus pueblos es fundamental porque tiene un valor cultural debido a que es considerado un grano sagrado.
Desde la cosmovisión de los pueblos mayas, a través del Popol Vuh, relató que el hombre está hecho de maíz y que es a través de la tradición oral que se rescata el valor cultural del maíz. Indicó que en Guatemala no se conoce exactamente cuántas variedades hay aunque es a través de la tradición de los pueblos que se reconocen.
En la experiencia mexicana Eusebia Texis Salazar, presentó mazorcas y maíces de México. Compartió la diversidad y los múltiples usos de los granos para hacer tortillas, tamales y aprovechar todo lo derivado de la planta, en la diversa gastronomía mexicana.
Julia Álvarez Icaza, integrante de la Campaña Nacional sin Maíz no hay País, dijo que en México es conocida la lucha enorme frente a las transnacionales para preservar el maíz nativo. Reconoció que la salida del glifosato, por ejemplo, es un logro de esa lucha, aunque aún existen enorme retos para preservar las especies nativas y resguardar la soberanía alimentaria de los pueblos mexicanos.
En el Día Nacional e Internacional del Maíz, la campaña Sin Maíz No Hay País, organizó una serie de jornadas y actividades culturales para celebrar. Como parte de la inauguración se presentó el conversatorio en “Defensa Internacional del maíz nativo” que reunió a defensores y defensoras de siete países de América que compartieron sus experiencias de lucha en sus regiones a favor del maíz nativo.
En el evento se señaló que es necesario defender los maíces nativos ante la amenaza de las empresas transnacionales y los transgénicos, y que existe la responsabilidad de que los gobiernos protejan a los maíces nativos, porque se protege la diversidad cultural.
El Día Nacional del Maíz en México se celebra desde 2019, como una iniciativa “con la intención de reconocer el relevante papel que juega en la economía nacional, en la alimentación, en la cultura y en la vida de los mexicanos”.