Los sistemas sanitarios de Bélgica, Alemania, Italia, Gran Bretaña y Países Bajos confirmaron sus primeros contagios de la variante ómicron de COVID-19. La propagación mantiene en alerta con casos sospechosos a España, Portugal y la República Checa.
Originada en el continente africano y exportada inicialmente a Israel, el temor a esta variante llevó a Europa a cerrar sus fronteras a viajeros de aquel continente y a retomar medidas para prevenir contagios de la nueva variante del virus.
“Pediremos a quien sea que entre al Reino Unido a que tome una prueba PCR al final del segundo día de su arribo y que se autoaisle hasta que tenga un resultado negativo”, Boris Johnson, ministro de Reino Unido.
La autoridad sanitaria británica ordenó el retorno al uso obligatorio de cubrebocas en espacios cerrados, e intensificará la vacunación, reduciendo el tiempo entre la segunda y tercera dosis, y ampliando los grupos elegibles.
La Organización Mundial de la Salud confirmó su convocatoria a una reunión emergente a partir de este lunes.
En el continente americano, Estados Unidos y Brasil se sumaron al cierre de fronteras aéreas a vuelos procedentes de África, aunque no han reportado casos Ómicron.
En países africanos, miles de pasajeros se encuentran varados ante la ola de cancelaciones de las distintas aerolíneas de sus vuelos a países de Europa, que cerraron sus fronteras por el temor a la importación de la variante ómicron de COVID.
“Llegamos aquí y nos dijeron: ‘sí, se canceló por COVID y nada más. no más noticias, no otros vuelos, no vales para bebidas o para comer o para otro vuelo, para dormir, nada”, Lisbeth Schollam, turista belga en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
La mayoría de los viajeros afectados se encuentran en Sudáfrica, Botswana, Swazilandia, Lesotho, Namibia, Zambia, Mozambique, Malawi y Zimbabwe.
Sudáfrica reclamó que las prohibiciones de vuelos se equiparan a un castigo a la capacidad del país para detectar nuevas variantes más rápido.