Los servicios para pacientes de enfermedades mentales y de abuso de sustancias se han visto interrumpidos en todo el mundo durante la pandemia de Covid-19, y se espera que la enfermedad cause más ansiedad a muchos, dijo el lunes la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Solo un 7% de los 134 países que respondieron a la encuesta de la OMS, informó que todos los servicios de salud mental estaban completamente abiertos, y el 93% informó servicios reducidos para varios trastornos, sostuvo.
“Creemos que este es un aspecto olvidado del Covid-19, en cierto sentido, parte de los desafíos a los que nos enfrentamos es que históricamente ha sido un área con poco financiamiento”, dijo Dévora Kestel, directora del Departamento de Salud Mental y Uso de Sustancias de la OMS, en una rueda de prensa.
Solo un 17% de los países han asegurado fondos adicionales para implementar actividades que apoyen las crecientes necesidades de salud mental durante la pandemia, afirmó.
Estimamos, y la información preliminar nos lo dice, que puede haber un aumento de personas con afecciones mentales, neurológicas y relacionadas con el abuso de sustancias que necesitarán atención”, comentó Kestel.
Pero la OMS no tenía datos sobre consecuencias potencialmente mortales, incluidas tasas de suicidio más altas, ataques epilépticos o dependencia de opiáceos no controlada que podrían conducir a una sobredosis, refirió.
Muchos países, especialmente los de bajos ingresos, mantuvieron los servicios de salud mental ofrecidos en los hospitales generales que permanecieron abiertos, pero muchos pacientes enfrentaron otros desafíos, dijo la OMS en su primera evaluación.
Se informó que las restricciones de viaje son la causa más común de interrupción en el 73 por ciento de los países de bajos ingresos”, declaró Kestel.
Los servicios para pacientes ambulatorios y comunitarios, a menudo en países de ingresos medios y altos, se vieron más afectados, pero muchos de los países más ricos hicieron uso de la telemedicina y las tecnologías para hacer un seguimiento de los pacientes mentales, dijo.
“Vemos una mejor cobertura de servicios alternativos en países de altos ingresos y necesitamos asegurarnos de que todos tengan acceso a algún tipo de alternativa”, concluyó Kestel.