El Papa Francisco y el gran ayatola Ali Sistani protagonizaron este sábado uno de los encuentros religiosos más importantes de la historia moderna.
Francisco, primer Papa que visita Irak llevó un mensaje de diálogo y apertura entre las religiones para el bien común del mundo. Su anfitrión, en la ciudad de Nayaf, líder de la rama chiita del islam, que junto a los sunitas agrupa a millones en la fe musulmana, ofreció paz y seguridad a los católicos en territorio iraquí.
Durante su segundo día en Irak, el Papa Francisco se reunió temprano con líderes y miembros de la iglesia católica, en la milenaria ciudad de Ur, donde llamó a respetar la libertad religiosa.
Y oremos para que la libertad de conciencia y la libertad de la religión será reconocida y respetada en todas partes”, expresó el pontífice.
Fustigó el extremismo y la violencia, contrarios a la esencia de cualquier religión e hizo un llamado a la paz en la región.
Hostilidad, extremismo y violencia no nacieron con un ánimo religioso: son traiciones a la religión. Y nosotros creyentes no podemos callar cuando el terrorismo abusa de la religión”, dijo el Papa Francisco.
Más tarde, en Bagdad, capital iraquí, el Papa ofició una misa en la Catedral de San José, bajo el rito católico oriental. Cabe recordar que los fieles católicos representan el 1% de la población en Irak.
Esta visita se desarrolla bajo fuertes medidas de seguridad y en medio de un confinamiento total de la población, ante el aumento de casos de coronavirus.
Fuerzas de seguridad iraquíes están desplegadas frente a la Iglesia Al-Tahera, en la ciudad de Qaraqosh, devastada en 2014 por el grupo yihadista estado islámico, que será visitada por Francisco en el tercer día de esta visita pastoral inédita.