El papa Francisco condenó los “escollos” que obstaculizan a la paz en el mundo y expresó su profunda preocupación por la oleada de tensiones en oriente medio, que amenaza el diálogo entre israelíes y palestinos, durante su tradicional bendición “urbi et orbi” tras la Misa de Pascua.
Ante unos 100 mil fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el papa se pronunció por el fin de los conflictos que se recrudecieron en Medio Oriente, luego de que la policía de Israel interviniera hace unos días en la mezquita Al Aqsa de Jerusalén, y pidió consuelo para las personas que más sufren.
“Que se reanude el diálogo, en un clima de confianza y respeto recíproco, entre israelíes y palestinos, para que reine la paz en la Ciudad Santa y en toda la región”, dijo el papa Francisco.
Asimismo, resaltó que “consuelen a los refugiados, deportados, presos políticos y personas migrantes, especialmente a los más vulnerables, así como a las víctimas del hambre, la pobreza y los efectos nefastos del narcotráfico, la trata de personas y todas las demás formas de esclavitud”.
El pontífice también se refirió a la invasión rusa de Ucrania y llamó a la comunidad internacional a “poner fin a esta guerra” y a todos los conflictos que ensangrientan al mundo. Además, por su frágil salud y dolores de rodilla, el papa se desplazó en silla de rueda, luego de ofrecer la Misa de Pascua e hizo un recorrido por la plaza en su papamóvil.
Asimismo, el papa Francisco se refirió a una veintena de países, entre ellos Siria y Turquía, que en febrero sufrieron devastadores sismos que causaron más de 56 mil muertos, y mencionó también a Haití, que está sufriendo desde hace varios años una grave crisis sociopolítica y humanitaria.
De igual manera, reconoció el esfuerzo de la comunidad internacional para buscar una solución a los problemas que afligen a la población de Haití y se refirió a Nicaragua cuando envió un mensaje a las “comunidades cristianas” que celebran la Pascua “en circunstancias particulares” y recordó a “quienes se les impide profesar libre y públicamente su fe”.
El papa se dirigió la misa de la Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro de Roma durante dos horas y media, en presencia de unas 8 mil personas.
La semana pasada, Francisco estuvo hospitalizado durante tres días por una bronquitis.