En su primer día en Lisboa para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el papa Francisco se reunió con víctimas de abusos sexuales a menores cometidos por miembros del clero portugués, seis meses después de un informe demoledor para la Iglesia de este país.
“El papa Francisco recibió en la Nunciatura a un grupo de 13 personas, víctimas de abusos por parte de miembros del clero. El encuentro se desarrolló en un ambiente de intensa escucha y duró más de una hora”, anunció El Vaticano en un comunicado.
Un poco más temprano, durante una intervención ante la jerarquía eclesiástica portuguesa, el pontífice argentino había hecho referencia a “la desilusión y la rabia que algunos alimentan en relación a la Iglesia, en algunos casos por nuestro mal testimonio y por los escándalos que han desfigurado su rostro”.
Estos incidentes, según él, “llaman a una purificación humilde y constante, partiendo del grito de dolor de las víctimas, que siempre han de ser acogidas y escuchadas”.
Un informe encargado por la conferencia de obispos portugueses, pero realizado por una comisión de expertos independientes, reveló que al menos 4 mil 815 menores habían sido víctimas de abusos sexuales en un contexto religioso desde 1950. Estas agresiones fueron encubiertas por la cúpula eclesiástica de forma “sistemática”.
“Este Encuentro del Santo Padre representa la confirmación del camino de reconciliación que la Iglesia de Portugal está recorriendo en este ámbito”, indicó de su lado la Conferencia Episcopal de este país donde 80% de sus 10 millones de habitantes se definen como católicos.
“Puentes”
En su primer discurso ante las autoridades políticas portuguesas y el cuerpo diplomático, el papa Francisco llamó a Europa a ser una “constructora de puentes” para la paz en Ucrania.
“Mirando con cariño sincero a Europa, en el espíritu de diálogo que la caracteriza, nos saldría espontáneo preguntarle: ¿hacia dónde navegas, si no ofreces procesos de paz, caminos creativos para poner fin a la guerra en Ucrania y a tantos conflictos que ensangrientan el mundo?”, cuestionó Jorge Bergoglio.
El jesuita argentino, de 86 años, había sido recibido con honores militares tras aterrizar en la mañana en la capital portuguesa, donde se esperan alrededor de un millón de jóvenes católicos de todo el mundo.
La apretada agenda para estos cinco días de Francisco, quien hace dos meses se sometió a una operación en el abdomen, arrancó con una entrevista con el presidente de Portugal, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, en el Palacio de Belém.
Territorio JMJ
En los últimos días, la capital portuguesa ha ido llenándose de coloridos grupos de jóvenes, llegados de todos los continentes para participar en esta semana de encuentros festivos, culturales y espirituales.
La misa de apertura -celebrada el martes, todavía sin Francisco- reunió a 200 mil peregrinos en un parque de la ciudad, según la policía portuguesa. El primer encuentro multitudinario del pontífice con los jóvenes se producirá la tarde del jueves en una ceremonia en el mismo lugar, a la que podrían acudir 750 mil fieles, de acuerdo a proyecciones de las autoridades locales.
A menos de dos meses del inicio en Roma de una asamblea que abordará el futuro de la Iglesia, la JMJ actuará como barómetro sobre la posición de los jóvenes católicos hacia cuestiones como el trato a las personas LGBTIQ+, el matrimonio de los sacerdotes o la posición de las mujeres.
Considerada la mayor reunión internacional de católicos, la JMJ fue creada en 1986 por iniciativa de Juan Pablo II.