Por primera vez, el Parlamento alemán consagró este viernes 27 de enero su conmemoración anual del Holocausto a las personas asesinadas por su orientación sexual o su identidad de género.
Desde hace más de veinte años, activistas y asociaciones han peleado para que hubiera una ceremonia oficial de reconocimiento a las víctimas LGBTIQ+ (lesbianas, gays, trans, bisexuales y ‘queer’) del III Reich, afirmando que su sufrimiento había sido ignorado o minimizado.
Baerbel Bas, presidenta de la Cámara Baja, afirmó que estos supervivientes “tuvieron que luchar mucho tiempo para que se les reconociera” el calvario vivido.
Tal como recordó, el nazismo asesinó, castró o sometió a horribles experimentos médicos a hombres homosexuales en campos de concentración.
Miles de lesbianas, personas transgénero y trabajadoras sexuales fueron consideradas como “degeneradas” y, por tanto, encarceladas en los campos, en condiciones brutales.
“Recordamos a todas aquellas personas que fueron perseguidas por los nacionalsocialistas. A quienes fueron robados, humillados, marginalizados, torturados y asesinados”, dijo Bas ante la cámara.
Desde 1996, Alemania ha venido celebrando con una ceremonia solemne en el Parlamento y otros actos el día internacional del recuerdo del Holocausto, en el aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz.
La jornada de recuerdo ha estado tradicionalmente centrada en los seis millones de judíos europeos exterminados por el régimen de Adolf Hitler, si bien en la primera ceremonia, el entonces presidente Roman Herzog rindió tributo a los gays y las lesbianas asesinados por el nazismo.
Una vida escondiéndose
La superviviente del Holocausto Rozette Kats, una judía holandesa de 80 años, declaró al Bundestag que este gesto para expandir la memoria alemana, para incluir a las víctimas LGTBQ del nazismo, era bienvenido.
“Si algunos grupos de víctimas son categorizados como menos valiosos que otros, eso significa que la ideología nazi perdura”, dijo Kats, que durante el Holocausto vivió escondida en Ámsterdam. Sus padres murieron en Auschwitz.
Dani Dayan, presidente del memorial del Holocausto Yad Vashem en Jerusalén, dijo que si bien los judíos fueron el objetivo primordial de los nazis, era esencial reconocer el sufrimiento de otros grupos. “Respetamos y honoramos a todas las víctimas”, declaró a AFP durante una visita a Berlín esta semana.
Unos actores leyeron las historias personales de Mary Puenjer, una mujer lesbiana de Hamburgo gaseada en el campo de Ravensbrück en 1942, y de Karl Gorath, un hombre homosexual que sobrevivió a Auschwitz y que luego fue de nuevo condenado por homosexualidad en Alemania occidental, por el mismo juez que lo había condenado durante el nazismo.
Klaus Schirdewahn fue condenado en Alemania occidental en 1964 por una relación sexual con otro hombre, en virtud de una ley de la era nazi. Este viernes habló de la vergüenza que arrastró la mayor parte de su vida.
“Hago todo lo que puedo para que no se olvide nuestra historia”, dijo Schirdewahn, de 75 años.
Triángulo rosa
En el año 1935, los nazis endurecieron una ley de 1871 para castigar con 10 años de trabajos forzados las relaciones homosexuales entre hombres.
Unos 57.000 varones fueron encarcelados, y entre 6.000 y 10.000, enviados a campos de concentración, donde llevaban como distintivo en sus uniformes un triángulo rosa.
Según los historiadores, entre 3.000 y 10.000 hombres homosexuales y un número desconocido de lesbianas y personas trans fueron asesinadas o murieron por las vejaciones sufridas.
Bas afirmó que fue una “desgracia” que la comunidad LGBTIQ+ sufriera persecución en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial.
“Para cuando hubo reparaciones, muchos ya no estaban vivos”, dijo a AFP.
El texto de 1871 que criminalizaba la homosexualidad desapareció del código penal de la Alemania comunista en el año 1968.
En Alemania occidental la criminalización legal de la homosexualidad no se abolió por completo hasta 1994.