El personal estadounidense de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) comenzó a abandonar este domingo la ciudad de Donetsk, en el este de Ucrania, ante la persistente posibilidad de que Rusia pudiera iniciar una invasión.
De igual manera, el Gobierno australiano suspendió, de manera temporal, las operaciones en su Embajada de Kiev, explicó la ministra de Exteriores, Marise Payne, en un comunicado.
En tanto, el canciller alemán, Olaf Scholz, advirtió este domingo que las sanciones occidentales contra Rusia podrían tener efecto “inmediato” en caso de confirmarse el inicio de un enfrentamiento.
Por otra parte, ante las especulaciones de un posible cierre de su espacio aéreo, el ministerio de Infraestructuras de Ucrania desmintió las informaciones y anunció “garantías financieras” en caso de que las aseguradoras retiren su cobertura a las aerolíneas.
Sin embargo, ante el aumento de la tensión, la compañía holandesa KLM dio a conocer ayer que suspendía todos sus vuelos en el espacio aéreo ucraniano hasta nuevo aviso.
La intensa actividad diplomática de estos días no está dando los frutos esperados para resolver esta crisis, la más grave en Europa desde el final de la Guerra Fría, según los occidentales.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, conversará por teléfono con Joe Biden este domingo por la tarde sobre la situación de seguridad y sobre los actuales esfuerzos diplomáticos en aras de una desescalada”, según indicó el secretario de prensa del presidente ucraniano, Sergiy Nikiforov.
Alemania, que estas últimas semana ha sido criticada por Ucrania y varios socios occidentales por ser demasiado complaciente con Moscú, se mostró alarmista este domingo y endureció su posicionamiento