En Estados Unidos, gran indignación causaron las imágenes de unos policías rociando gas pimienta a una niña afroestadounidense de nueve años, y esposándola.
Este nuevo episodio de brutalidad policiaca reabrió el debate sobre los métodos que usan las fuerzas de seguridad.
Una vez esposada, la niña fue subida a una patrulla y la trasladaron a un hospital; ya fue dada de alta.
La alcaldesa de Rochester, Nueva York, donde fue grabado el video, condenó la actuación de los policías y ordenó una investigación.
El Departamento de Policía de Rochester pretendió justificar la acción de sus elementos, alegando que procedieron de esa manera para garantizar la seguridad de la niña, cuya identidad no fue revelada, ya que sufría una crisis nerviosa y amenazaba con matar a su madre y suicidarse.