Cientos de manifestantes reunidos en el centro de Lisboa desafiaron el toque de queda que entró en vigor este sábado por la tarde en las regiones de Portugal más afectadas por la segunda ola de la pandemia de coronavirus.
Después de un toque de queda nocturno instaurado desde el lunes, esta “prohibición de circular por la vía pública” se aplica desde las 13:00 h locales el sábado y el domingo en más de un centenar de localidades portuguesas que presentan un “riesgo agravado” de contagio, y donde vive alrededor del 70% de los diez millones de habitantes del país.
Cerca de 500 personas protestaron en el centro de la capital convocados por el sector de restaurantes, uno de los más golpeados por esta medida, y un movimiento de ciudadanos que organizó una “marcha por la libertad”.
La pandemia está ahí y tenemos que protegernos, pero sin matar la economía”, declaró Carla Torres, de 33 años, que trabaja en comunicación para chefs de cocina, restaurantes y hoteles.
Nuestros clientes no pueden pagarnos y deberán despedir a empleados desde el próximo mes”, añadió.
La víspera en Oporto, la gran ciudad del norte de Portugal, una manifestación de trabajadores del sector dio lugar a momentos de tensión entre manifestantes y la policía.
Este fin de semana será muy diferente. Habrá que quedarse en casa por la tarde y la noche. Esto será muy duro para todos”, reconoció el primer ministro Antonio Costa, en un mensaje de video difundido el sábado por la mañana.
La evolución de la situación de la pandemia es realmente muy grave”, indició para justificar “el esfuerzo suplementario” que se le pide a los portugueses.
Portugal detectó 6 mil 600 nuevos casos confirmados en 24 horas, según el balance oficial del sábado, y el número de muertes provocadas por el covid-19 supera los 3 mil 300.
Desde el lunes, el estado de emergencia sanitaria, combinado a un toque de queda nocturno y el fin de semana, se extenderá a nuevas regiones, afectando al 80% de la población.