La violencia sigue arrasando en vastas zonas de Sudán del Sur un año después de que se firmara un acuerdo de paz para poner fin a una guerra civil que comenzó en 2013, dijo el viernes un informe de Naciones Unidas.
Los ataques de grupos armados contra civiles se intensificaron en 2020 y las víctimas son atacadas por motivos étnicos, a menudo con el apoyo del Gobierno y las fuerzas de oposición, según el informe de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Sudán del Sur.
La escala de violencia supera la de 2013 a 2019, dijo la presidenta de la comisión, Yasmin Sooka.
Cientos de personas murieron y cientos de miles más fueron desplazadas durante los combates en Ecuatoria Central, Warrap, Jonglei y Greater Pibor, según el informe.
Las mujeres y las niñas han sido “secuestradas, violadas, violadas en grupo y esclavizadas sexualmente, y en algunos casos se han casado por la fuerza”, dijo la comisión en un comunicado de prensa.
El miembro de la comisión Andrew Clapham dijo que la escala de la violencia y el hecho de que los grupos locales usaban armas más nuevas sugerían la participación de las fuerzas estatales o de actores externos.
El portavoz militar interino Santo Domic Chol dijo que no era la primera vez que la comisión emitía un informe de este tipo.
No estamos en contra de su informe, pero debe compartirlo con nosotros para que, si hay áreas de errores que alguna de nuestras instituciones ha cometido, podamos cambiar”, dijo.
Sin embargo, el Gobierno y el Ejército no aceptarían campañas negativas contra las instituciones realizadas a través de los medios, dijo.
Sudán del Sur obtuvo la independencia de Sudán en 2011 después de décadas de guerra civil. La violencia estalló a finales de 2013 después de que el presidente Salva Kiir, del grupo étnico dinka, despidiera al vicepresidente Riek Machar.
Los dos hombres han firmado muchos acuerdos para poner fin a una guerra que se estima que ha matado a más de 400 mil personas. Repetidamente retrasaron los plazos para formar un gobierno de unidad nacional, pero hace un año finalmente lo hicieron.
En febrero de 2020, Kiir juró al ex líder rebelde Machar como su vicepresidente. Posteriormente, el gobierno solicitó fondos de donantes para implementar el acuerdo, diciendo que no tenía suficiente dinero para hacerlo por sí solo.