Con
20 años en la presidencia de Nicaragua -15 de ellos en tres mandatos consecutivos-
Daniel Ortega se perfila a una nueva reelección, prácticamente sin competencia, el próximo 7 de noviembre.
Pero, ¿cómo llegó a este punto?
Desde la Junta de Gobierno que asumió el poder en 1979,
tras la Revolución Sandinista que derrocó al dictador Anastasio Somoza, Ortega
ganó su primera elección a la presidencia seis años después.
El planteamiento inicial en la Revolución Sandinista consistía en crear un Estado que distribuyera mejor la riqueza del país que estaba muy concentrada en los años setentas en la familia Somoza, que gobernó al país durante 33 años y en una élite cleptocrática, dedicada a robar”, comentó José Luis León Manríquez, investigador de política internacional de la UAM.
En medio de la mayor crisis económica y política, avivada por la intervención estadounidense que financió la contrarrevolución, Ortega perdió el poder en 1990 ante una exiliada Violeta Barrios viuda de Chamorro.
Tras años de alternancias y vaivenes ideológicos, el pueblo nicaragüense optó de nuevo en 2007 por el sandinismo de Ortega y desde entonces, no se ha movido de la silla presidencial.
No de los sandinistas como una entidad de organización, sino por una facción de los sandinistas, muy específica, controlada por el actual presidente Daniel Ortega y por su esposa Rosario Murillo”, agregó José Luis León.
A partir de entonces inició un
proceso de concentración del poder.
Se han realizado numerosos cambios a la Constitución para permitir las reelecciones; también han sido capturados los órganos de administración de justicia, de los órganos encargados de la organización de las elecciones”, dijo el investigador.
Ya en su tercer mandato, las protestas sociales y la represión en 2018 y 2019 –
con saldo de más de 300 muertes– aceleraron el control unipersonal.
Ortega apaciguó la efervescencia social endureciendo la ley, con la afinidad de los poderes judicial y legislativo y con prácticas que se pensaban superadas.
Esta eliminación de los contendientes en las próximas elecciones frente al presidente Daniel Ortega, pues ha consistido en el encarcelamiento de prácticamente todos los líderes opositores”, explicó José Luis León.
Entre ellos,
siete que aspiraron a la presidencia.
Pese a la duración en el poder,
el término dictadura es desdeñado por algunos analistas que, afirman, no reúne las condiciones al no ser un gobierno militar y gozar, sí, de libertades sociales y elecciones.
Hay una campaña mediática internacional contra el gobierno del presidente Daniel Ortega acusándolo de dictadura, pero si se analiza objetivamente lo que pasa en la realidad nicaragüense, pues se da una imagen distorsionada”, dijo por su parte Adalberto Saavedra, del Centro de Investigación sobre América Latina, UNAM.
El previsible triunfo de Ortega, dicen estas voces, será resultado de una preferencia natural de la población.