Israel anunció que legalizaría nueve asentamientos, llamados salvajes, en Cisjordania, decisión que suscita críticas y preocupaciones internacionales.
Actualmente, 475 mil israelíes residen en este asentamiento, territorio palestino ocupado desde 1967, donde viven 2.9 millones de palestinos.
En este lugar también hay 230 mil en Jerusalén Este, sector palestino ocupado desde 1967 y posteriormente anexado por Israel, donde residen más de 360 mil palestinos. Éstos quieren hacer de esta parte de la ciudad la capital del Estado al que aspiran.
Aunque esta coexistencia es a menudo conflictiva, decenas de miles de palestinos van cada día a trabajar en Israel o en esos asentamientos, atraídos a menudo por remuneraciones más elevadas. Todos los asentamientos israelíes son ilegales en virtud del derecho internacional.
La colonización, considerada por gran parte de la comunidad internacional como uno de los principales obstáculos para la solución del conflicto israelo-palestino, ha continuado bajo todos los gobiernos israelíes desde la guerra de los Seis Días en 1967, pero dio un salto bajo el primer ministro Benjamin Netanyahu.
¿Quiénes son los colonos?
Muchos colonos israelíes se instalaron en Cisjordania y Jerusalén Oriental en busca de viviendas más baratas que en territorio israelí.
El Gobierno los alienta a instalarse en asentamientos que se convirtieron en verdaderas ciudades como Ariel, Male Adumim o las colonias especialmente destinadas a los judíos ultraortodoxos, como Beitar Illit y Modiin Illit.
Para muchos judíos nacionalistas religiosos, vivir en las tierras bíblicas de Judea y Samaria (nombre dado por los israelíes a Cisjordania) representa el cumplimiento de una promesa divina.
Cientos de ellos viven cerca de la Tumba de los Patriarcas en Hebrón, un lugar sagrado tanto para judíos como musulmanes y uno de los lugares donde se concentra la violencia entre israelíes y palestinos.
¿Qué son las colonias salvajes?
Los “puestos de avanzada de los asentamientos”, denominados así por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), son de muy diverso tamaño, desde tiendas de campaña hasta módulos prefabricados conectados a las redes de agua y electricidad, y se establecieron sin la aprobación de las autoridades israelíes.
El domingo, Israel anunció que legalizaría nueve de esos asentamientos en Cisjordania en respuesta a los mortíferos atentados perpetrados en Jerusalén Oriental. Estos asentamientos, algunos de los cuales existen desde hace años, se encuentran en las zonas de Hebrón, Naplusa y en el valle del Jordán.
También se construirán nuevas viviendas en los asentamientos existentes, pero el Gobierno israelí no especificó su número ni su ubicación.
La organización israelí anticolonizadora “La paz ahora” fustigó una política de “anexión loca”, mientras que Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido se declararon “firmemente” contrarios a esta legalización.
¿Cómo ven los palestinos los asentamientos?
Los palestinos consideran los asentamientos israelíes como un crimen de guerra y un obstáculo importante para la paz. Quieren que los israelíes se retiren de todas las tierras que ocupan desde la guerra de 1967 y que desmantelen todos los asentamientos, aunque aceptaron el principio de pequeños intercambios territoriales limitados, iguales en tamaño y valor.
Por su parte, el Estado hebreo excluye un retorno completo a las fronteras anteriores a 1967, pero se declara dispuesto a retirarse de ciertas partes de Cisjordania anexando los bloques más grandes de asentamientos, que albergan a la gran mayoría de los colonos.
El primer ministro Netanyahu reiteró el mes pasado su voluntad de “reforzar los asentamientos”, sin mostrar ninguna voluntad de relanzar las negociaciones de paz, estancadas desde 2014.