Reino Unido comenzará su desescalada del confinamiento, uno de los más estrictos del mundo, el próximo 8 de marzo de forma paulatina con la reapertura de los colegios, en un proceso que constará de cuatro fases y que se completaría para el próximo 21 de junio.
El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció en la Cámara de los Comunes su hoja de ruta para reabrir la sociedad de forma cauta pero irreversible.
Dijo que esto progresará siempre y cuando la campaña de vacunación siga su actual ritmo y no aparezcan nuevas variantes que alteren los planes.
Su plan para relajar las restricciones buscará equilibrar factores sanitarios, económicos y sociales.
Además, se analizarán en cada momento si se cumplen las condiciones para dar un paso más en la desescalada.
También se comprobará que la vacunación continúa con éxito y que las inyecciones son suficientemente efectivas para reducir hospitalizaciones y muertes.
Asimismo, las tasas de infección no deberán amenazar con incrementar las de hospitalizaciones que suponga una presión insostenible para el sistema público y que eventuales nuevas variantes del Sars Cov-2 no pongan en riesgo la inmunidad adquirida con las vacunas.
Nuestras decisiones se tomarán en base a los últimos datos disponibles en cada paso, y seremos precavidos para no retroceder en el progreso que hemos alcanzado hasta ahora con los sacrificios que todos hemos hecho”, afirmó Boris Johnson.
El Gobierno británico empezó con el confinamiento en un intento de frenar el aumento de los contagios atribuidos a una nueva cepa de nuevo coronavirus, que presenta numerosas mutaciones genéticas respecto a las cepas que circulaban anteriormente.
La mayoría de estas mutaciones se concentran en la proteína S, que el virus utiliza para unirse a las células del cuerpo humano e infectarlas.
Algunas de estas mutaciones tienen el potencial para aumentar la contagiosidad del virus.
Varias de ellas se habían identificado anteriormente en otras cepas del virus, nunca se habían encontrado juntas en una misma cepa.