En Myanmar, la junta militar golpista reprimió una jornada de protestas en las principales ciudades.
Al menos tres personas fallecieron por disparos de los soldados, en Mandalay, la segunda ciudad más importante de ese país del sudeste asiático.
En Rangun, centro financiero de Myanmar, los militares destruyeron barricadas civiles y dispararon bombas paralizantes.
Junto a las protestas, se realizaron multitudinarias concentraciones en los sepelios de personas que murieron a lo largo de la semana por disparos de las fuerzas de seguridad.
Antes de que se produjeran estos disturbios, cientos de manifestantes desafiaron el viernes por la noche el toque de queda imperante para celebrar varias vigilias con velas en todo el país.
Cerca de Rangún, en Hledan –que durante varias semanas fue el epicentro de las protestas–, varios manifestantes que portaban imágenes de Suu Kyi, se sentaron y oraron, mientras sostenían velas encendidas en homenaje a los fallecidos en las movilizaciones contra el golpe de Estado militar.