En Estados Unidos, se conmemora el primer aniversario de la muerte del afroestadounidense, George Floyd.
En Minneapolis, Minnesota, se le rindió homenaje en el sitio donde falleció asfixiado por el policía Dereck Chauvin que lo inmovilizó con la rodilla sobre su cuello.
En Washington, se realizó una marcha convocada por el movimiento “Las vidas negras importan”, contra la brutalidad policiaca y para que el Congreso apruebe la llamada “Ley Floyd”, que busca reformar a los cuerpos policiacos.
El presidente Joe Biden recibió a la familia de Floyd en la Casa Blanca.
El calvario de Floyd provocó una movilización sin precedentes y su “ya no puedo respirar” se convirtió en un grito de guerra contra el abuso policial.
La justicia avanza. Derek Chauvin, el agente que se arrodilló sobre el cuello de Floyd durante casi diez minutos, fue condenado por asesinato.
La sentencia se conocerá el 25 de junio, pero los miembros de la familia Floyd, que se han transformado en portavoces de esta lucha, insisten en que las cosas deben cambiar en profundidad y presionan para que el Congreso apruebe un amplio proyecto de ley de reforma policial que lleva su nombre.