Rusia acusó a Estados Unidos de “echar leña al fuego”, tras el anuncio del presidente Joe Biden de que enviará un sistema de misiles a Ucrania.
Kiev garantizó a Washington que no utilizaría estas armas para atacar territorio ruso.
En el Vaticano, el Papa Francisco llamó a no usar el trigo como arma de guerra, ante el bloqueo de las exportaciones ucranianas de cereales.
Severodonetsk, una ciudad ucraniana clave en la región oriental del Donbás, está a punto de caer ante las tropas de Rusia, en un conflicto que podría prolongarse “varios meses”, según Estados Unidos, que prometió enviar más armas a Ucrania.
“Los rusos controlan 70% de Severodonetsk. La ciudad está destruida en 90%”, aseguró Serguéi Gaidai, gobernador de la región de Lugansk.
Los combates se libran de momento en las calles de Severodonetsk, una urbe industrial, informó el portavoz del Ministerio ucraniano de Defensa, Oleksander Motuzianyk.
Por su parte, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, dijo que la guerra podría durar aún “varios meses” ya que Rusia no parece querer poner fin a su agresión.
Severodonetsk está en la región de Lugansk, que junto a Donetsk, conforma la cuenca minera del Donbás. Tras fracasar en el intento de tomar Kiev, la capital, Rusia centró su ofensiva en esta parte de Ucrania.
Ante el avance de las tropas rusas, el presidente estadounidense, Joe Biden, confirmó el martes el incremento de la ayuda militar a Kiev para poder “atacar con mayor precisión objetivos clave”.
Un alto responsable de la Casa Blanca precisó que se trata de los sistemas Himars, que, sobre vehículos ligeros blindados, pueden realizar lanzamientos múltiples de misiles muy precisos, con un alcance de 80 kilómetros.
Estos equipos forman parte de un nuevo paquete de asistencia militar a Ucrania de 700 millones de dólares.