La crisis humanitaria escala niveles de catástrofe. La invasión rusa estrechó este sábado el cerco sobre la capital Kiev y otras ciudades en el sur y sureste de Ucrania con ataques continuos y bombardeos sobre áreas civiles.
Alrededor de las 6:30 de la mañana comenzó el bombardeo de artillería. ¡Aquí viven civiles! Estas son las afueras de Kiev, son zonas residenciales, apartamentos de civiles”, señaló Volodímir Boiko, Voluntario del ejército ucraniano.
El avance de las tropas del Kremlin llegó por el oeste a 30 kilómetros del centro político ucraniano y arrasó con poblados residenciales, como Bishyv, donde la lluvia de misiles la noche del viernes se prolongó hasta el amanecer.
Por el sur, el aeropuerto de Vasylkiv fue destruido por la artillería rusa. Odesa luce desierta ante un embate inminente y en Irpin y Busha, suburbios de Kiev, la resistencia se agota ante la oleada de ataques.
Siete civiles, incluido un menor, murieron en otra embestida rusa en medio de una evacuación del pueblo de Peremoga, igualmente cercano a Kiev.
Dos semanas de asedio han colocado en situación de urgencia grave a los habitantes de Mikolaiv y Mariúpol.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, admitió una baja de mil 300 de sus soldados tras 18 días de invasión.
Están matando gente. No estamos contentos de que hayamos perdido unos mil 300 soldados y Rusia haya perdido unos doce mil. Es una proporción de diez a uno. No me da alegría que hayan perdido doce mil, no me hace feliz”, dijo Volodímir Zelensky, presidente de Ucrania.
En tanto, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprobó una nueva ayuda de 200 millones de dólares en equipo militar para Ucrania.
Rusia resiente las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y sus aliados, embargo al que cada día se suman más empresas, al grado de que la Agencia Espacial de Moscú advirtió que la Estación Espacial Internacional está en riesgo.