La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reprendió a Rusia por supuestamente negar a sus trabajadores humanitarios el acceso a las áreas ocupadas afectadas por el reciente colapso de la represa de Kakhova en el sur de Ucrania, que dejó incomunicados a la población y amenazó el suministro de energía. La guerra se acerca a los 16 meses.
La coordinadora humanitaria de la ONU para Ucrania, Denise Brown, dijo en un comunicado que la organización se ha comprometido con Moscú y Kiev, cada uno de los cuales ocupa partes de la región sur de Jersón donde se encuentran la presa y el embalse.
El Gobierno ruso “rechazó hasta ahora nuestra solicitud de acceder a las áreas bajo su control militar temporal. Instamos a las autoridades rusas a actuar de acuerdo con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario”, reveló Brown.
La explosión ocurrió cuando Ucrania se preparaba para una contraofensiva. Las fuerzas de Kiev intensificaron recientemente los ataques a lo largo de la línea del frente de mil kilómetros (600 millas).
La presa se encuentra en el río Dnieper, que forma el frente de batalla entre las fuerzas rusas y ucranianas en las orillas este y oeste, respectivamente. Algunos analistas vieron la ruptura de la presa como un esfuerzo ruso para frustrar la contraofensiva de Ucrania en la región de Jersón.
El Ministerio de Defensa del Reino Unido señaló que Rusia desplegó recientemente varios miles de tropas de las orillas del Dniéper para reforzar sus posiciones en los sectores de Zaporiyia y Bájmut, que, según se informa, han sido testigos de intensos combates.
La medida “probablemente refleja la percepción de Rusia de que ahora es menos probable un gran ataque ucraniano a través del Dniéper” tras el colapso de la presa.
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