Rusia se apropió formalmente de la central nuclear de Zaporiyia, en el sur de Ucrania, que las fuerzas de Moscú ocupan desde hace meses, según un decreto firmado por el presidente ruso, Vladimir Putin, y publicado este miércoles.
Poco después del anuncio, el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, que tenía previsto viajar a Kiev y Moscú esta semana, anunció que se dirigía hacia la capital ucraniana para hablar de la instauración de una zona de protección en torno a la planta.
La central, la mayor de Europa, está situada en la región de Zaporiyia, uno de los territorios ucranianos que Rusia se anexionó formalmente la semana pasada. La planta está cerca de la línea que separa los territorios controlados por Kiev y los ocupados por Moscú.
“El Gobierno deberá velar por que las instalaciones nucleares de la central sean aceptadas como propiedad federal”, recoge el decreto ruso.
Después de que la gestión administrativa de la central se transfiriera a los rusos este miércoles, el operador nuclear ucraniano Energoatom se indignó por la creación de seudoempresas con nombres de empresas ucranianas”.
“La decisión rusa muestra la agonía del mundo imaginario loco del país agresor”, criticó Energoatom.
Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de bombardear el recinto desde hace varios meses. Los ataques hacen temer la posibilidad de una catástrofe nuclear similar a la que ocurrió en Chernóbil en 1986.
Putin formaliza anexión de cuatro regiones de Ucrania
El presidente Vladimir Putin firmó la ley de anexión de cuatro regiones ucranianas y los decretos por los que se nombra formalmente a los dirigentes que Moscú ya había establecido allí.
Los textos firmados por Putin estipulan que las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia son aceptadas dentro de la Federación de Rusia de conformidad con la Constitución del país.
Según los tratados, los límites de los nuevos sujetos territoriales de Rusia estarán determinados por los límites que “existían el día de su formación y adopción en la Federación de Rusia”.
La integración de las nuevas regiones se va a realizar en un período de transición que durará hasta 2026.
“Hasta 2023, en esos territorios, se seguirá aceptando la grivna (la moneda ucraniana), pero posteriormente la única moneda de curso legal será el rublo”, señala el documento.
Asimismo, a partir de la fecha de admisión a Rusia de los nuevos territorios, se formarán dos repúblicas y dos regiones, conservando sus nombres actuales. Sus líderes recibirán el estatus de gobernadores.
Estos acuerdos fueron firmados por Putin y los líderes de las cuatro regiones el pasado 30 de septiembre en el Kremlin, después de que la mayoría de los ciudadanos de esos territorios votarán en referendos a favor de convertirse en parte de Rusia.
A su vez, la Corte Constitucional de Rusia confirmó el 2 de octubre, en cuatro fallos judiciales, que los documentos de incorporación cumplen con los requisitos de la Carta Magna.
Las repúblicas populares de Lugansk y Donetsk declararon su independencia poco después del Golpe de Estado de 2014 en Ucrania, seguido por un conflicto armado en el este del país.
Mientras la región de Jersón y gran parte de Zaporiyia han estado bajo el control del ejército ruso desde marzo, tras el inicio de la operación militar especial para desmilitarizar a Ucrania y poner fin a los abusos a la población de Donbass.
Europa responde con más sanciones
Ante esto, la Unión Europea (UE) acordó una nueva ronda de sanciones contra Rusia luego de que este país se anexó las cuatro regiones ucranianas, así lo anunció este miércoles la presidencia checa del bloque.
El nuevo paquete de sanciones, el octavo desde el inicio de la invasión rusa en febrero, será sometido a un proceso final de aprobación y, si no surgen objeciones, será publicado y entrará en vigor el jueves.
Entre las sanciones, el tope al precio del petróleo consiste en permitir el transporte del petróleo ruso y sus derivados a nivel mundial solo si Moscú puede venderlo a un precio igual o inferior al fijado, para rebajar así sus ingresos con los que poder financiar la guerra contra Ucrania y limitar su impacto en la crisis energética.