El Senado francés aprobó la polémica reforma de las pensiones impulsada por el presidente Emmanuel Macron, a pesar del fuerte descontento popular, y siete jornadas de intensas movilizaciones nacionales convocadas por los sindicatos.
En los últimos minutos del sábado 11 de marzo, el texto recibió el respaldo de 195 senadores y 112 votos en contra, luego de un procedimiento acelerado sin considerar numerosas enmiendas interpuestas por la oposición.
La votación fue un paso clave para la puesta en vigor de la reforma, que aún debe ser votada en la Asamblea Nacional, la Cámara Baja del parlamento francés, posiblemente el jueves 16 de marzo.
Tras conocer el resultado, la primera ministra, Elisabeth Borne, indicó en redes sociales que “tras cien horas de debate, el Senado aprueba el texto de la reforma de las pensiones. Un paso decisivo para llevar a cabo una reforma que asegure el futuro de nuestras pensiones. Totalmente comprometidos a permitir una adopción definitiva en los próximos días”.
Borne aseguró que el gobierno “seguirá poniendo (su) energía con todo” para ir “hasta el final del proceso democrático y que este texto sea votado”.
Los sindicatos convocaron la protesta el sábado con la esperanza de atraer a más trabajadores y aún esperan forzar a Macron a dar marcha atrás.
Según el Ministerio del Interior, 368 mil personas se manifestaron en Francia, 48 mil de ellos en París. La cifra es inferior a la del 16 de febrero, el día que menos movilizó a la ciudadanía desde el inicio del movimiento de protesta a finales de enero. Ese día, el ministerio dio parte de 440 mil manifestantes en todo el país, 37 mil en la capital.
Sin embargo, el sindicato CGT (Confederación General del Trabajo) cifró en más de un millón los manifestantes de este sábado, 300 mil de ellos en París. El 16 de febrero, eran 1.3 millones a nivel nacional y también 300 mil en la capital.
Reforma impopular
Pero un recuento realizado por la consultora Occurrence para un grupo de medios, incluido AFP, rebajó la cifra de manifestantes en París a 33 mil este sábado.
Según los sondeos, dos de cada tres franceses se oponen al plan del Ejecutivo de retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y de adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42 como hasta ahora) para cobrar una pensión completa.
El rechazo se plasmó en las protestas, pero también en huelgas en los transportes y el sector de la energía.
Es la recta final. Todo se juega ahora”, declaró en una entrevista a la emisora Franceinfo”, dijo Marylise Leon, la secretaria general adjunta del sindicato CFDT (Confederación Francesa Democrática del Trabajo).
La tensión sobre la reforma alcanzó su máximo nivel esta semana tras las negativas de Macron a reunirse con los sindicatos, lo que provocó un “gran enfado”, según Philippe Martinez, líder del sindicato CGT.
Cuando hay millones de personas en las calles, cuando hay huelgas y todo lo que obtenemos de la otra parte es silencio, la gente se pregunta: ¿Qué más tenemos que hacer para que se nos escuche?”, dijo, pidiendo un referéndum sobre la reforma de las pensiones.
Por su parte, el secretario general de la Confederación francesa Democrática del Trabajo, uno de los principales sindicatos que aglutina a más de 600 mil afiliados, Laurent Berger, se dijo consternado por el procedimiento usado por el gobierno francés para aprobar en el Senado la reforma de las pensiones, horas después de que cientos de miles de personas salieran a las calles del país para protestar la medida.
“Imploro a quienes dirigen este país que salgan de esta forma de negación del movimiento social”, insistió su homólogo de la CFDT, Laurent Berger.