Reporteros Sin Fronteras (RSF) publicó el lunes un informe que ilustra la amplitud del sexismo en el periodismo, ya sea en internet, sobre el terreno o en el seno de las redacciones, con motivo del Día Internacional de la Mujer.
RSF interrogó a sus corresponsales y a periodistas especializados en las cuestiones de género en 112 países, con el fin de registrar los actos sexistas que sufren sus colegas mujeres, desde discriminaciones e insultos hasta acoso sexual, tocamientos, agresiones verbales y físicas de carácter sexual, amenazas de violación e incluso violación.
Su conclusión: “Ser mujer periodista significa a menudo acumular un doble riesgo. Además del peligro inherente a la profesión, está el de exponerse a la violencia sexista y sexual”, según RSF.
La violencia en internet y en las redes sociales fue citada en 73% de las respuestas. Un ejemplo paradigmático es el de la editorialista e investigadora india Rana Ayyub, diariamente amenazada de violación y de muerte.
Pero también se da sobre el terreno (36%), como en Brasil, donde un grupo de periodistas lanzó una campaña contra los aficionados de fútbol que tratan de besarlas sin su consentimiento.
En el lugar de trabajo (58%), RSF recuerda las revelaciones que sacudieron algunas redacciones en varios países durante el movimiento #MeToo.
La ONG cita el ejemplo de la presentadora danesa Sofie Linde, que durante la retransmisión de una gala explicó ante las cámaras cómo un alto responsable de la televisión pública le había propuesto favorecer su carrera a cambio de una felación. Unas mil 600 trabajadoras de los medios daneses publicaron después una carta en su apoyo, en la que afirmaron haber sido víctimas también de sexismo.
El informe subraya las consecuencias de esta violencia, tanto para las personas que la sufren como para el derecho a la información.
Por ejemplo, puede conducir a las periodistas a abandonar las redes sociales (43% de las respuestas), a autocensurarse (48%), a cambiar de especialidad (21%) e incluso a dimitir (21%).
RSF propone una serie de recomendaciones para luchar contra el fenómeno, desde acciones de sensibilización, formación y consejos prácticos hasta la creación de responsables editoriales encargados de “cuestiones de género”.