Los serbios acudieron este domingo a las urnas en elecciones en las que el presidente populista Aleksandar Vucic buscaba ser reelegido con la promesa de garantizar la estabilidad, bajo la sombra de la guerra en Ucrania.
La votación, perturbada por algunos incidentes según denunciaron ONGs y la oposición, fue convocada para elegir, además de presidente, a 250 diputados y consejos municipales.
Por la noche, la Comisión Electoral estimaba que la participación habría llegado a 60%, es decir, 10 puntos superior a la de las legislativas de 2020. Los primeros resultados oficiosos se aguardaban para finales de la noche.
Según los últimos sondeos, el partido de centroderecha SNS del jefe de Estado debe confirmar su control del Parlamento y el presidente se perfila como favorito para un segundo mandato en este país tradicionalmente cercano a Rusia.
“Personalmente, veo un avance estable y he votado de acuerdo con esta opinión”, declaró Milovan Krstic, de 52 años, empleado en una administración.
La invasión lanzada por Rusia sobre Ucrania a finales de febrero alteró el curso de la campaña electoral que, según los analistas, iba a centrarse en el medioambiente, la corrupción y los derechos.
Pero Vucic, acusado de autoritarismo por sus rivales, sacó provecho de la inestabilidad causada por la guerra, presentándose como el único capaz de timonear el país en medio de la tormenta.
A media campaña, el presidente saliente inventó un nuevo eslogan: “Paz. Estabilidad. Vucic”.
“Victoria enorme”
“Esperamos una victoria enorme. Lo más importante, es preservar la paz, la estabilidad y garantizar grandes avance económicos”, dijo al introducir su papeleta en la urna.
En un país antes considerado como un paria, sigue muy vivo el recuerdo de las guerras que llevaron a la desintegración sangrienta de Yugoslavia y las sanciones económicas que golpearon a la clase media.
“La gente prefiere un líder que promete estabilidad antes que arriesgarse a un cambio“, aseguró Zoran Stojiljkovic, profesor de ciencias políticas en Belgrado.
“Las grandes crisis, al menos a corto plazo, favorecen siempre a quienes ya están en el poder. Generan incertidumbre, miedo y la esperanza de que el sistema garantizará al menos la seguridad básica”, añadió.
Hace apenas unos meses, la oposición parecía haber logrado un gran avance en ese país de menos de siete millones de habitantes.
En enero, Vucic anuló un controvertido proyecto para una mina de litio que provocó protestas de decenas de miles de personas.
Fue un paso atrás que sorprendió en un hombre poco dado a rectificar tras una década en el poder como primer ministro adjunto, primer ministro o presidente.
La oposición espera que una alta participación desencadene una segunda vuelta.
Según los sondeos de opinión, el principal rival de Vucic es el general retirado Zdravko Ponos, un candidato sorpresa de la oposición proeuropea.
Prorrusos
“Espero que esta votación será sinónimo de un cambio serio en Serbia. Creo en un futuro radiante, y las elecciones son un buen medio para cambiar la situación”, dijo Ponos tras votar.
Pero los analistas no esperan grandes cambios respecto al Parlamento saliente, controlado casi por completo por la coalición favorable a Vucic.
En Serbia, muchos habitantes respaldan la guerra del Kremlin, incluidos algunos partidos de la oposición. Y aquellos que no la apoyan, no se atreven a decirlo por miedo a alejar a los votantes pro-Moscú.
Además, Vucic cuenta con otras armas. En su mandato ha estrechado su influencia en todos los niveles del poder y controla de facto las instituciones y casi todos los medios.
En la precampaña, el presidente distribuyó numerosas ayudas y sus críticos le acusaron de comprar votos.