La situación en la central nuclear de Zaporiyia en Ucrania es “grave”, advirtió este jueves ante el Consejo de Seguridad de la ONU el jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, tras los últimos bombardeos de los que rusos y ucranianos se culpan mutuamente.
“Reitero que la situación es seria, grave”, dijo Grossi, llamando a rusos y ucranianos a que permitan el ingreso de un equipo de expertos de la OIEA lo antes posible para evaluar la situación de la mayor central nuclear de Europa, ocupada por las fuerzas militares rusas desde principios de marzo.
La visita debe ser coordinada tanto con Moscú como con Kiev, que tiene que autorizar el acceso a ella, lo que dificulta su puesta en marcha, reconoció al dirigirse por videoconferencia a los 15 miembros del Consejo de Seguridad reunidos de urgencia por China, que lo preside este mes, tras los bombardeos de los últimos días.
Dispuesto a liderar personalmente la misión de expertos de la OIEA, Grossi pretende evaluar el daño físico sufrido en las instalaciones, determinar si los sistemas de seguridad y protección están funcionando así como las condiciones de trabajo del personal, lo que permitirá poner en marcha “salvaguardas urgentes” para verificar el estado de los reactores y los inventarios de material nuclear.
Esta misión, reiteró, “se necesita urgentemente” tras el deterioro rápido de la situación en Zaporiyia y en otras centrales nucleares de Ucrania.
Rusia y Ucrania se acusaron este jueves mutuamente de haber realizado nuevos bombardeos en el área de esta central, situada en el sur de Ucrania.
Ambos países en guerra reportaron cinco ataques con cohetes cerca de una zona de almacenamiento de material radiactivo en la planta.
El embajador ruso ante Naciones Unidas, Vassily Nebenzia, acusó a las fuerzas militares ucranianas de bombardear la central con el objetivo de intimidar al personal para que no vaya a trabajar y con ello “socavar el normal funcionamiento de la misma”.
Para Moscú, el objetivo de las fuerzas ucranianas son las instalaciones donde se almacenan los desechos nucleares.
“Hasta ahora no los han alcanzado ni dañado seriamente. El efecto de la radiación en la planta nuclear está por el momento dentro de los límites. Pero si los bombardeos continúan, solo es una cuestión de tiempo”, dijo, y culpó de ello a los occidentales que apoyan a Kiev.
El embajador de Ucrania ante la ONU, Sergiy Kyslytsya, recordó que “nadie puede parar el viento si lleva radiación, pero juntos somos capaces de parar a un estado terrorista y cuanto antes se haga, Europa y el mundo volverán a sentirse seguros de nuevo”.
La representante de Estados Unidos, Bonnie Jenkins, al igual que otras delegaciones instaron a Rusia a retirar sus militares del país que invadieron el pasado 24 de febrero.
“Esto permitiría a Ucrania restaurar la seguridad impecable, la protección y los salvaguardas que implementó durante años en la planta”, afirmó.