Diez personas murieron y una cuarentena resultaron heridas en la explosión de un camión cisterna lleno de gas en Boksburg, al este de Johannesburgo, en Sudáfrica, informaron este sábado los servicios de emergencias.
El camión, que transportaba gas licuado de petróleo (GLP), “se quedó encallado bajo un puente” cerca de un hospital y de varios edificios de viviendas.
“Recibimos una llamada [por la mañana] señalando que había un camión cisterna encallado bajo un puente”, explicó a AFP William Ntladi, portavoz de los servicios de emergencias de la zona. “Los bomberos recibieron el aviso para extinguir las llamas pero, desgraciadamente, el camión explotó”, agregó, confirmando que el balance había subido a diez víctimas mortales frente a las nueve iniciales.
Vídeos publicados en las redes sociales mostraban una gigantesca bola de fuego bajo el puente. Visiblemente, el vehículo era demasiado alto para pasar.
De los heridos, la mitad se encuentran en estado crítico y 15 en estado grave, aunque estable. Seis bomberos también presentan heridas superficiales, dijo Ntladi. Uno de los heridos es el conductor del vehículo, que tuvo que ser hospitalizado, precisó.
Por el momento no hay información sobre la identidad de las víctimas mortales.
El camión siniestrado transportaba 60.000 litros de GLP, combustible usado especialmente en cocinas y estufas de gas.
Jean Marie Booysen, una vecina, escuchó una explosión de madrugada, poco después de las 6:30 de la mañana. “Es un día muy triste para nuestro pequeño suburbio”, situado a unos 40 kilómetros de Johannesburgo, lamentó la mujer, sexagenaria, a pocos pasos de la policía científica que examinaba el escenario del suceso.
“Hubo una inmensa sacudida. Yo crecí aquí, así que inmediatamente me dije, ‘esto no está relacionado con la actividad minera’. Es más bien de un 6.5 en la escala Richter”, explicó a la AFP.
“Subí a los pisos de arriba y vi llamas gigantes. Pensé que era una casa ardiendo. Llamé a los bomberos, que me dijeron que ya estaban en camino”, añadió.
Luego las malas noticias se sucedieron a la lo largo de la mañana. “Al otro lado de la carretera hay dos niños: una adolescente de 16 años y un joven que venía a cortarme el césped”. “Ya no están, han muerto”, lamentó.