
Los líderes de Tailandia y Camboya se reunirán este lunes en Malasia para negociar un posible alto el fuego, luego de cuatro días de enfrentamientos fronterizos que han dejado al menos 34 muertos y más de 168 mil desplazados.
La cumbre fue organizada por el primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, en su calidad de presidente de turno de la ASEAN, con el respaldo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El primer ministro interino de Tailandia, Phumtham Wechayachai, confirmó su asistencia al encuentro. Su contraparte camboyano, Hun Manet, también habría aceptado participar, aunque la parte camboyana no lo ha confirmado oficialmente.
Trump anunció que advirtió a ambos gobiernos que suspendería acuerdos comerciales si no cesaban las hostilidades. Posteriormente, aseguró que ambos líderes aceptaron abrir negociaciones.
Enfrentamientos y evacuaciones
La tensión aumentó tras una explosión de mina terrestre que hirió a cinco soldados tailandeses, lo que desató un intercambio de artillería entre los países.
Tailandia reportó 21 muertos, en su mayoría civiles, mientras que Camboya confirmó 13 fallecidos. También se han evacuado más de 168 mil personas en ambos países, con pueblos fronterizos prácticamente desiertos y servicios como escuelas y hospitales cerrados.
El ejército tailandés acusó a las fuerzas camboyanas de lanzar ataques con cohetes y artillería pesada en la provincia de Surin, e incluso contra el templo Ta Muen Thom, un sitio en disputa. Por su parte, Camboya denunció incursiones a gran escala de tanques tailandeses y bombardeos en su territorio.
A pesar del anuncio de negociaciones, los enfrentamientos continuaron el domingo, y ambas naciones se culpan mutuamente por escalar el conflicto. El ejército tailandés dijo que solo cesará el fuego si Camboya inicia negociaciones formales, mientras el Ministerio camboyano acusó a Bangkok de actuar con “intención de escalar”.
Human Rights Watch condenó el uso de municiones de racimo en zonas habitadas, mientras que el Consejo de Seguridad de la ONU instó a la ASEAN a mediar urgentemente. En tanto, ciudadanos como Pichayut Surasit y Bualee Chanduang, refugiados en la provincia tailandesa de Surin, pidieron que se alcance la paz cuanto antes.
“Rezo a Dios para que terminen esta guerra”, expresó Chanduang, desplazada junto con su familia y su mascota.