En Nueva York, Estados Unidos, inició la audiencia de apertura del juicio contra Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública en México, imputado por narcotráfico. Para muchos, es el juicio del siglo.
Los fiscales lo acusan de traicionar a México y a Estados Unidos, mientras el primer testigo detalló el modus operandi de quien debió combatir al crimen organizado en México.
Se trata de Sergio Villarreal Barragán, alias “El Grande”, quien señaló a García Luna de recibir sobornos del Cártel de Sinaloa.
“Lo vi en varias reuniones porque a él se le encargaba entregar los sobornos. Con la ayuda del Gobierno, el Cártel de Sinaloa creció en territorio, en la cantidad de droga que movíamos y en eliminar a nuestros enemigos”, afirmó.
Los fiscales de Estados Unidos señalaron que, quien fuera mano derecha del presidente Felipe Calderón, habría desempeñado dos trabajos al mismo tiempo y con ello “traicionó a México y a Estados Unidos”.
¿Por qué dicen que García Luna traicionó a los dos países?
Mientras se le encomendó trabajar para el pueblo mexicano, tenía un trabajo, pero tenía un segundo trabajo, un trabajo más sucio, un trabajo más lucrativo. Tomó millones de dólares en sobornos en efectivo para permitir que el mayor cártel de drogas en México pudiera enviar toneladas, toneladas literales de cocaína, a Estados Unidos subrayaron los fiscales.
Al presentar sus argumentos de apertura, la parte acusadora afirmó tener evidencia de que los policías federales mexicanos descargaron cocaína personalmente en el aeropuerto de Ciudad de México.
A los integrantes del Cártel de Sinaloa, dijeron, se les permitió usar uniformes de la Policía Federal con insignias y sirvieron como mercenarios armados para eliminar a los enemigos que el Cártel quería eliminar.
Por su parte, el abogado de García Luna, César de Castro, señaló que los fiscales no han probado sus acusaciones porque “no hay videos, no hay correos, no hay documentos, ni audios”.
Además, mostró las fotografías de García Luna con la exsecretaria de Estado de la Unión Americana, Hillary Clinton, y el expresidente Barack Obama, con quienes coordinó su labor durante el Gobierno de Felipe Calderón.
Este juicio histórico, por muchas razones, podría durar ocho semanas.