Internacional

Texas se volvió campeón de la contaminación por plástico

A 200 kilómetros al sur de Houston donde desemboca el río Colorado, millones de gránulos de plástico se encuentran dispersos en la naturaleza

A 200 kilómetros al sur de Houston, en la bahía de Matagorda, donde desemboca el Río Colorado, millones de gránulos de plástico se encuentran dispersos en la naturaleza.

En un barco, Diane Wilson denuncia la reiterada contaminación industrial generada por el gigante taiwanés Formosa.

Wilson, una expescadora de camarón en el Golfo de México, lleva años documentando las infracciones de Formosa Plastics, el cuarto productor de plástico del mundo, que en 1983 se instaló en Point Comfort, cerca de las aguas donde ella navegaba.

Cuando nosotros tomamos muestras relacionadas con Formosa, encontramos 2 mil infracciones. ¿Cuántas encontraron los funcionarios del estado de Texas? Cero”, dijo en la cubierta de un barco pesquero.

Estados Unidos con el récord de contaminación

Asimismo, dijo que los controladores dejan regularmente las agencias estatales y son contratados en la planta química porque no se gana nada siendo inspector, agente o director ejecutivo en una agencia ambiental.

Estados Unidos es, por mucho, el país que más contribuye a la contaminación con plásticos en el mundo, según un informe publicado el miércoles.

En total, el país generó 42 millones de toneladas de desechos plásticos en 2016, más del doble que China y más que los países de la Unión Europea juntos, según un análisis realizado por las academias nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina.

Sin embargo, Estados Unidos representa menos de 5% de la población mundial.

En promedio, cada estadounidense genera 130 kilogramos de desechos plásticos por año. Luego se ubican los británicos, con 98 kilogramos por persona por año.

Con solo 737 habitantes, el pueblo de Point Comfort cuenta ahora con 17 unidades de producción de plástico de Formosa, repartidas en 730 hectáreas.

Proveniente de una familia de cuatro generaciones de pescadores, Wilson encarna la lucha contra la contaminación generada por el gigante taiwanés.

Madre de cinco hijos, lucha especialmente contra los gránulos de plástico, que se asemejan a bolitas blancas y se encuentran por millones en la costa, atrapados entre la vegetación o cubiertos de arena.

Estos productos finales, que los clientes de Formosa Plastics solo tendrán que fundir, escapan a la menor ráfaga de viento que sople sobre la línea de producción o cuando se transfieren a barcos o trenes.

Un puñado de pescadores

La pescadora tejana, que denuncia la inacción de las autoridades, demandó a la empresa y logró que firmara un acuerdo en diciembre de 2019 que la obliga a pagar decenas de miles de dólares todos los días que deja escapar gránulos o polvo de plásticos.

Formosa ha cometido 50 violaciones del acuerdo desde junio pasado y ha pagado alrededor de 1,1 millones de dólares. El dinero va a un fideicomiso llamado Matagorda, que financia proyectos ambientales”, dice Wilson.

Pero la contaminación de la empresa no termina ahí.

De manera legal, Formosa Plastics vierte varios millones de galones un galón equivale a unos cuatro litros de productos tóxicos en la bahía todos los días y esto ha afectado la pesca. Había 400-600 pescadores en el área. Hoy tenemos suerte si encontramos un puñado”, alerta Wilson.

Lencho, de 71 años, es uno de los últimos de esos pescadores.

Íbamos allí, trabajábamos todo el día y volvíamos con 20 ollas de camarones. Si vas al mismo lugar hoy, aunque trabajes todo el día, ¡no llenarás ni un casillero!”, comentó.

Como los de Diane Wilson, sus hijos no son pescadores. Uno de ellos trabaja en Formosa Plastics.

El grupo, que vale unos 104 mil millones de dólares, también tiene fábricas en Baton Rouge en Luisiana, en Carolina del Sur, en Nueva Jersey, en Vietnam y en Taiwán.

Durante la próxima década en Estados Unidos habrá más emisiones de gases de efecto invernadero por la producción de plástico que por el carbón”, dijo Judith Enck, autora de un informe para Beyond Plastics, un proyecto dirigido por la Universidad de Bennington (Vermont).

Publicado en octubre, este estudio revela que casi 80% de las emisiones de CO2 de la industria del plástico se concentran en el Golfo de México, en Luisiana y especialmente en Texas, donde se produce 45.2% de las emisiones.

560 millones de dólares de multas

El plástico está hecho a partir de varios gases, en particular de etano.

La costa sur presenta numerosas ventajas para su producción: energía desregulada barata, mano de obra calificada e infraestructura portuaria y energética excepcional.

Pero la región tiene otra baza.

En los últimos 21 años, Formosa Plastics Group ha pagado más de 560 millones de dólares en multas”, asegura Jane Patton, autora de un informe sobre el grupo publicado en octubre por la ONG medioambiental CIEL.

Desde Nueva Orleans, Patton agrega que le preocupa que, a pesar de este pasivo, el grupo haya obtenido los permisos necesarios para construir un megacomplejo de 14 fábricas en St. James, Luisiana, a pocos kilómetros de la fuente de su agua potable.

Ubicado entre Nueva Orleans y Baton Rouge, el sitio se extenderá “a lo largo del Misisipi, en medio de un corredor industrial y químico conocido como el ‘pasillo del Cáncer’. Siete de las 10 áreas con las tasas de cáncer más altas en Estados Unidos se encuentran en un perímetro de 140 kilómetros” de este sitio, dice su informe.

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