Torrenciales lluvias e inundaciones han causado la muerte de más de 300 personas en Afganistán, mientras que en Brasil ya suman 127 los fallecidos y cerca de 2 millones los damnificados, a una semana de haber iniciado el catastrófico temporal.
El viernes, Porto Alegre, capital de Río Grande do Sul, volvió a ser golpeada por los aguaceros, y el Instituto Nacional de Meteorología pronosticó que este fin de semana las precipitaciones se intensificarán, alimentando aún más el nivel de los ríos que ya están desbordados.
Según el último balance de Defensa Civil, más de 400 mil personas han tenido que salir de sus hogares y se han incrementado las denuncias por robo y violencia.
Algunos habitantes de la zona se han sumado al rescate de víctimas que se resisten a dejar sus hogares inundados.
‘Tienen miedo a los robos, no sirve de nada, es lo único que tienen. Están robando mucho por la noche y de madrugada’, dijo Ricardo Frediani, voluntario.
A esta tragedia hay que agregar el impacto económico, pues Río Grande do Sul es un importante polo agropecuario y el mayor productor de arroz del país.
Inundaciones en Afganistán
Por otra parte, las inundaciones repentinas en Afganistán, consideradas como inusualmente intensas, han destruido también más de mil viviendas, dijo el sábado la Agencia Alimentaria de Naciones Unidas.
Por el momento, el gobierno talibán ordenó movilizar todos los recursos disponibles para rescatar a los atrapados, trasladar a los heridos y recuperar los cadáveres que han quedado sepultados entre lodo y agua, indicó el vocero Zabihullah Mujahid, quien agregó que ‘la extensa devastación’ ha provocado ‘importantes pérdidas financieras’.