Internacional

Trasciende el nombre del pandillero con más poder de Haití

Controla gran parte de la distribución de insumos y alimentos en el país.

En Haití trascendió el nombre de la persona con más poder que las instituciones del país y quien tiene sometida a la población.

Se trata de Jimmy Cherizier, a quien se conoce como “Barbacoa“, que es líder de la Banda G-9.

Impone su ley en la terminal portuaria de Puerto Príncipe, centro económico y comercial de Haití. Controla gran parte de la distribución de insumos y alimentos en el país.

A nivel internacional, es conocido como el líder pandillero más poderoso y temido de Haití, sancionado por las Naciones Unidas por cometer “abusos graves contra los derechos humanos”. Fue el hombre que a fines del año pasado orquestó un bloqueo de combustible que puso de rodillas a la nación caribeña.

En momentos en que la democracia se marchita en Haití y la violencia de las pandillas se sale de control, son los hombres armados como Cherizier quienes llenan el vacío de poder dejado por un gobierno que se está desmoronando. En diciembre, la ONU calculaba que las pandillas controlaban el 60% de la capital haitiana, pero hoy en día la mayoría de los habitantes de las calles de Puerto Príncipe afirman que esa cifra se acerca más al 100%.

Según cálculos de la ONU, cuatro personas son secuestradas cada día en Haití, en promedio. También se registró casi 2 mil 200 asesinatos en 2022, el doble que el año anterior. Las mujeres del país describen violaciones tumultuarias brutales en las zonas controladas por las pandillas.

“No soy un ladrón. No estoy implicado en secuestros. No soy un violador. Sólo estoy llevando a cabo una lucha social”, asegura Cherizier en una entrevista para The Associated Press, líder de la pandilla “G9 et Famille” (“G9 y familia”).

El impacto de sus acciones se refleja en los precios. Por ejemplo, el pan triplicó su precio de un tercio de dólar a un dólar, en su equivalente de moneda local, el gourde.

“Ahora todo es muy caro. El pan se vendía a 50 gourdes y cualquiera podía comprarlo, pero subió a 100 gourdes y ahora se vende a 150 gourdes”, dijo Ismal Ornes, vendedor de pan.

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