
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que este lunes recibirá en la Casa Blanca al presidente salvadoreño Nayib Bukele, en lo que calificó como un paso clave en su política migratoria y de seguridad.
A través de su red social Truth Social, el mandatario aseguró estar “deseoso de ver al presidente Bukele”, a quien agradeció su “generosidad” al aceptar a cientos de migrantes deportados, presuntos integrantes de pandillas como MS-13 y el Tren de Aragua.
Trump afirmó que El Salvador “ha aceptado bajo su custodia a algunos de los enemigos extranjeros más violentos del mundo” y destacó que ahora “están bajo la custodia exclusiva de una nación soberana”, en referencia al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), cárcel de máxima seguridad donde se encuentran recluidos.
Polémica internacional por las deportaciones
La reunión se da en medio de una creciente polémica por el operativo del 15 de marzo, cuando Estados Unidos envió a 238 venezolanos y 23 salvadoreños al CECOT, acusado por organizaciones internacionales de incurrir en violaciones a derechos humanos.
Human Rights Watch ha calificado estas detenciones como “desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias”, debido al aislamiento e incomunicación de los reclusos.
Trump ha justificado las expulsiones masivas bajo la Ley de Enemigos Extranjeros de 1897, aplicada para acelerar procesos de deportación en su ofensiva migratoria. Sin embargo, expertos cuestionan la efectividad y legalidad de dicha medida, señalando que el Tren de Aragua no representa una amenaza de invasión a Estados Unidos.
El caso Kilmar Ábrego y la Corte Suprema
En medio del debate, persiste el caso de Kilmar Ábrego García, un salvadoreño deportado por error a su país pese a una orden judicial que prohibía su retorno. La Corte Suprema de Estados Unidos ya ordenó su regreso, aunque el Gobierno federal ha reconocido que actualmente no tiene custodia directa sobre él.
Se especula que Trump podría anunciar avances en este caso durante su encuentro con Bukele, como parte de los esfuerzos por mostrar disposición a acatar los fallos del máximo tribunal.