Ícono del sitio Once Noticias

Ucrania nacionaliza empresas para garantizar suministros a fuerzas armadas y sector energético

Imagen afp

Ucrania nacionalizó cinco empresas de importancia estratégica para garantizar suministros a las fuerzas armadas y al sector energético durante la invasión rusa. Entre las firmas expropiadas están fabricantes de reactores, aviones y camiones, así como una de refinamiento de petróleo. 

En tanto, la operadora estatal ucraniana “Ukrenergo” anunció cortes de energía en siete regiones del país, incluida Kiev, por tercer día consecutivo. En el pueblo de Mariúpol, controlado por tropas rusas, existen mil 500 tumbas más, según muestran imágenes satelitales analizadas por la cadena británica “BBC”. 

Desde el 10 de octubre, el sistema eléctrico ucraniano se ha visto afectado por múltiples ataques rusos contra la infraestructura energética. Para evitar un apagón total, el operador nacional Ukrenergo aplica cortes de electricidad programados en la capital y otras ciudades y regiones de Ucrania.

En el sitio web del operador, basta indicar su dirección y aparecen los cortes programados para la semana, por rotación de distritos. En el edificio de Irene Rozdobudko e Igor Juk se produjeron tres cortes eléctricos el sábado de cuatro horas de duración a partir de medianoche.

El pasado lunes, el secretario del Consejo de Seguridad ucraniano, Oleksiy Danilov, anunció que “se tomó la decisión de expropiar los activos de empresas de importancia estratégica y hacer que pasen a ser propiedad del Estado”.

Entre las empresas, se encuentra el productor de petróleo Ukrnafta, el fabricante de aviones Motor Sich, la compañía especializada en la producción de reactores Zaporozhtransformator y el fabricante de camiones AvtoKraz.

Según las autoridades ucranianas, Rusia ha destruido cerca de 40% de las infraestructuras energéticas del país desde principios de octubre, principalmente con drones de fabricación iraní.

Suministro “estabilizado” en Jersón 

Por su parte, las autoridades de ocupación de la ciudad de Jersón, en el sur de Ucrania, anunciaron que se había “estabilizado” el suministro de agua y de electricidad, un día después de que dos bombardeos, de los que Rusia y Ucrania se acusaron mutuamente, afectaran al abastecimiento.

Esos ataques también dañaron la represa hidroeléctrica de Kajovka, ocupada por las fuerzas rusas y que abastece a Crimea, anexionada, en una región que es objeto de una contraofensiva ucraniana desde hace semana.

“Los expertos […] restauraron parcialmente el funcionamiento de los [sistemas de] suministro vitales en cada microdistrito de la ciudad”, indicó este lunes la administración de ocupación a la agencia rusa TASS.

Jersón es la principal ciudad ucraniana capturada por las fuerzas rusas desde que comenzó la invasión, en febrero. Frente a la batalla que se perfila, Moscú organizó evacuaciones desde esa localidad, que Kiev tildó de “deportaciones”. 

Pese a la dureza de los ataques rusos de las últimas semanas, este lunes la situación parecía haberse calmado, con Kiev cubierta por un cielo gris poco propicio a los bombardeos aéreos. 

“Hace ocho meses que sabemos que eso puede ocurrir todos los días y nos hemos adaptado, yo no cambio mi rutina por eso, voy a trabajar, como todos los días”, declaró a AFP una vecina de la capital, Aliona Plekh, de 21 años.

De acuerdo con el Ejército ucraniano, las fuerzas rusas lanzaron cuatro misiles y 24 bombardeos aéreos en todo el país en las últimas 24 horas. Unos ataques que mataron a al menos una persona en la región de Zaporiyia (sur) y a otra en la de Sumy (norte), en tanto en Jersón dejaron un herido, según reportaron las autoridades de cada región. 

El Ejército ruso acusó de nuevo a los ucranianos de haber tirado “siete obuses de gran calibre” sobre la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y que desde marzo está ocupada por las fuerzas rusas.

En Zaporiyia, los habitantes que huyeron de la ocupación rusa describieron a periodistas de AFP la atmósfera de paranoia casi total en que se vieron sumidos bajo el dominio ruso, entre allanamientos y confiscaciones de celulares. 

“Teníamos que borrar todos nuestros mensajes. Y cuidado con nosotros si decíamos cualquier cosa contra Rusia. Nadie se sentía seguro”, contó Irina Mykhailena, oriunda de la ciudad ocupada de Berdiansk.

 

Salir de la versión móvil