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Un año en guerra: no hay lugar seguro en Gaza

Más de 40 mil muertos en Gaza en 10 meses de guerra

FOTO: Bashar TALEB / AFP

Suman 365 días de la invasión militar israelí, con bombardeos que han destruido cada metro del enclave palestino.

“No hay ningún lugar seguro en Deir al-Balah, Nuseirat o Gaza. Esto es injusto, son masacres”, señala Abu Nidal Awadallah, habitante de Deir al-Balah en la Franja de Gaza.

Bajo el argumento de destruir a la organización Hamás, que hace un año atacó a Israel, matando a mil 250 personas y tomando más de 200 rehenes, el ejército de Benjamín Netanyahu ha cometido genocidio contra la población civil. 

Casi 42 mil gazatíes han perdido la vida. De ellos, más de 16 mil eran niños y niñas.

“¡Ya basta, ya basta! Mañana, tarde y noche hay bombardeos”, suplicó Om Ayman Jaber, habitante de Gaza

Al menos 21 mil menores están desaparecidos, otros 20 mil perdieron a uno o ambos progenitores y 17 mil están solos o separados de sus familias. También han sido asesinados médicos, rescatistas, personal humanitario y periodistas.

Las zonas llamadas seguras, demarcadas por el propio ejército israelí, son atacadas sin miramientos. Los más de dos millones de pobladores de Gaza son continuamente desplazados. Sobreviven entre escombros, en campamentos improvisados.

Casas, hospitales, mezquitas, edificios y escuelas han sido parcialmente dañados o totalmente destruidos. La ONU asegura que dos tercios de todas las estructuras que existían en Gaza, sufrieron algún tipo de daño.

La situación humanitaria empeora cada día: miles de personas sufren hambre, sed, frío y enfermedades. Los insumos médicos no son suficientes y la ayuda humanitaria es escasa, debido al cierre de los pasos fronterizos.

“Hay hambruna. Venimos a hacer cola, pero nos echaron. No hay suficiente comida para el campo de refugiados, un plato de harina no alcanza”, expresó Musaab al-Masry, habitante de Yabalia en la Franja de Gaza.

En medio de la devastación y las condiciones insalubres, surgió un caso de polio, enfermedad erradicada hace 25 años, por lo que fue necesaria una campaña de vacunación para detener su resurgimiento.

Esfuerzos internacionales no son suficientes

Israel justifica este genocidio asegurando que sus objetivos son líderes e integrantes de Hamás; sin embargo, las bajas civiles se cuentan por miles. La situación de los 100 rehenes que aún continúan en territorio gazatíe es poco clara. Algunos rehenes murieron en las propias operaciones del ejército israelí.

Entre las bajas que ha dejado el conflicto está la del mexicano Orión Hernández, quien perdió la vida el mismo día que fue secuestrado, en el festival de música Nova, en Israel. Su cuerpo fue recuperado hasta el 24 de mayo.

Una tregua humanitaria momentánea se logró sólo hasta noviembre pasado, cuando fueron liberados 113 rehenes israelíes y 250 palestinos encarcelados en procedimientos que se acusan ilegales en Israel.

Sin embargo, la violencia continúa a pesar de las millones de voces en todo el mundo exigen un cese el fuego y justicia por las más de siete décadas de ocupación.

Los esfuerzos diplomáticos han sido insuficientes para detener a Israel que, asegura, no parará, a pesar de las reiteradas acusaciones en su contra por cometer crímenes de guerra, presentadas ante la Corte Penal Internacional, el Consejo de Seguridad de la ONU y varios países.

“Lo único que tiene que pasar es que Hamás se rinda, deponga las armas y libere a todos los rehenes. Pero si no lo hacen, lucharemos hasta conseguir la victoria, victoria total, no hay sustituto para eso”, sentenció el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.

“¿Hasta cuándo seguirá esto? ¿Cuándo encontrarán una solución? ¡¿Cuándo?!”, cuestionó en medios un habitante gazatí.

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