Líbano inició este jueves 14 de enero un estricto confinamiento que durará 11 días, con el que las autoridades intentan frenar un importante aumento de los contagios por coronavirus.
Las restricciones, que incluyen un toque de queda de 24 horas, es decir de todo el día, hasta el 25 de enero, se incrementaron después de que algunos hospitales comenzaran a sufrir una falta de camas para tratar a los pacientes con coronavirus.
Desde finales de diciembre, Líbano, de 6 millones de habitantes, registra un aumento alarmante de los casos alcanzando niveles que no se habían registrado desde la irrupción de la pandemia en el país, en febrero.
Hasta ahora, contabiliza más de 231 mil casos y mil 740 decesos.
Este jueves por la mañana, las calles de Beirut estaban prácticamente vacías y la mayoría de los comercios cerrados.
Los trabajadores de sectores considerados no esenciales no tendrán autorización de salir de sus casas y los supermercados solo abrirán para realizar entregas.
Por esta razón, los libaneses se precipitaron en estos días a las farmacias y supermercados para almacenar víveres y medicinas en sus casas.
El ministro en funciones de la Salud, Hamad Hasan, fue hospitalizado con coronavirus el miércoles, según la prensa.
Algunos libaneses temen que estas nuevas restricciones agraven las condiciones de vida, ya de por sí muy complicadas, de muchas familias, en un país que padece la crisis económica más grave de las últimas décadas y donde la mitad de la población ya vive por debajo del umbral de pobreza.
Estamos muy preocupados por el hecho de que las familias vulnerables y sus hijos puedan ser abandonados a su suerte”, advirtió Save the Children.
Frente a la magnitud de la doble crisis, sanitaria y económica, el Banco Mundial (BM) aprobó el martes una ayuda de urgencia para el país de 246 millones de dólares de los que se beneficiarán más de 780 mil libaneses, pero no está claro cómo y cuándo se recibirá esta ayuda.