La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas en inglés) advirtió sobre la desigualdad que existe entre pocos países ricos del mundo y el resto que no tiene recursos para comprar o producir vacunas contra COVID-19.
De acuerdo con la Unesco, los 27 países y territorios más ricos del mundo, que tienen apenas 10% de la población mundial, han administrado 32% de las dosis de vacunas disponibles en el mundo contra COVID-19.
En el reporte “COVID-19 y vacunación en ALC: Desafíos, necesidades y oportunidades”, la Unesco revela que mientras que una de cada cuatro personas en los países de altos ingresos ha recibido al menos una dosis de la vacuna, en los de bajo ingreso la proporción es de una de cada en 350 personas aproximadamente.
Por ello, la Unesco ha sugerido que no únicamente se tomen en cuenta criterios de riesgo para dar prioridad a la vacunación, sino los países deben incluir criterios de equidad.
Además de priorizar la vacunación en función del riesgo de contagio, transmisión, enfermedad grave o muerte, como lo han hecho la mayoría de los países, se sugiere incluir criterios de equidad, basados en estándares éticos y de derechos humanos, dando prioridad de acceso a poblaciones tradicionalmente excluidas y fuertemente afectadas por la pandemia, y a poblaciones que son fundamentales para la reconstrucción social y económica de los países”, advierte la Unesco.
“Los países que están considerando vacunar a 70% de la población de tal manera que se acerquen a lograr inmunidad colectiva, no sólo deciden el orden en que las personas serán vacunadas, sino que, al no priorizar a ciertas poblaciones, indirectamente las asignan a ese 30% que no será vacunado y que, en teoría, se beneficiarían de segunda mano de aquellos que sí lo fueron”, precisó.
Por ejemplo, el reporte señala que algunos países mencionaron a los grupos indígenas en sus planes de vacunación, sin embargo, no los asignaron explícitamente a una fase de sus jornadas de aplicación de vacunas, o no describieron estrategias explícitas para poner a los pueblos indígenas en una condición más equitativa de acceso.
La Unesco dijo que los países tendrían que considerar que la expectativa de vida de las personas de varias comunidades indígenas es más baja que la de la población no indígena, por lo que el criterio de la edad podría modificarse para iniciar más tempranamente la vacunación de estas comunidades.
También destaca que se tienen que diseñar estrategias para que las vacunas puedan transportarse, almacenarse y distribuirse en las comunidades indígenas que normalmente viven en zonas geográficamente distantes, dispersas y de difícil acceso. Todo ello, acompañado de una masiva campaña de vacunación diseñada junto con las comunidades de tal manera que, respetando su identidad y autonomía, se promueva la aceptación de la vacunación.
El reporte también señala que no es posible controlar la pandemia si se toman en cuenta sólo planes de vacunación nacionales, por lo que es urgente que se establezca una estrecha colaboración entre países, para definir estrategias comunes.
La Unesco además hizo un llamado a que los países también tomen en cuenta en sus planes