La Unión Europea (UE) obligará a los fabricantes de baterías a adoptar medidas para que estas sean más ecológicas y más fáciles de reciclar y cambiar, según un acuerdo alcanzado el viernes entre el Parlamento Europeo y los Estados miembros.
El texto, que pretende impulsar la producción de baterías en Europa a través de la economía circular, abarca el conjunto del ciclo de las baterías, desde su concepción hasta que dejan de funcionar.
Este se aplicará a todo tipo de baterías, desde las de teléfonos inteligentes hasta las baterías industriales, pasando por las de ordenadores, electrodomésticos o de vehículos.
Sus fabricantes deberán a partir de 2024 informar sobre el impacto carbono total de cada batería, de los minerales que la componen y de su reciclaje.
Desde 2027, solo se podrán vender las baterías para coches eléctricos que respeten estos indicadores.
En 2025, los teléfonos inteligentes y otros aparatos electrónicos deberán ser diseñados para que se pueda sacar y cambiar fácilmente su batería.
Las empresas tendrán que respetar ambiciosos objetivos de recolección: deberán recuperar el 45% de las baterías a partir de 2023 y el 73% a partir de 2030.
En el caso de bicicletas, motos o patinetes eléctricos, el porcentaje será del 61% a partir de 2031.
Todas aquellas que se recuperen deberán reciclarse, con el objetivo de recuperar un porcentaje importante de sus minerales, como el cobalto y el níquel (90%) o el litio (80%).
Las nuevas baterías tendrán que incluir una cantidad mínima de metales reutilizados.
“Estas exigencias medioambientales se aplicarán a las baterías fabricadas en Europa, pero también a las importadas. Esto promoverá el acceso al mercado europeo de aquellas baterías con una mayor duración”, explicó el eurodiputado francés Pascal Canfin (del grupo de los liberales), que preside la comisión de Medioambiente del Parlamento Europeo.
La UE tiene como objetivo producir en 2030 el 25% de las baterías fabricadas en el mundo, a pesar de que este porcentaje solo es del 3% actualmente.