La campaña de Andrés Manuel López Obrador para las elecciones federales de 2006 tuvo un largo camino.
Inició dos años antes, aún como jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, ahora Ciudad de México. Ya sonaba para candidato presidencial de las izquierdas, encabezadas por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Cumplía un mandato popular en la capital mexicana, durante el cual cada vez más simpatizantes se sumaban a su ideal de Gobierno.
Fue durante 2004 que sus aspiraciones empezaron a cobrar más fuerza: el tabasqueño publicaba su sexto libro, titulado “Un proyecto alternativo de nación: Hacia un cambio verdadero”, en el que plasmó propuestas para considerar rumbo al 2006. Paralelamente, iniciaba el proceso de desafuero en su contra.
El 2005 estuvo marcado para AMLO por el proceso de desafuero, mismo que formó parte de una campaña negra en su contra, pero también por su salida triunfante del conflicto, pues obtuvo aún más reconocimiento y apoyo. Este pudo verse en la “Marcha del Silencio”, que movilizó a más de 1 millón de personas en el D.F. protestando por la persecución política hacia el entonces Jefe de Gobierno.
Habiendo dado carpetazo al desafuero, AMLO comenzó su precampaña para la Presidencia de la República el 11 de agosto de ese mismo año. Recorrió los 31 estados del país y las 16 delegaciones de la capital, y en cada uno de estos lugares manifestó sus “50 compromisos básicos ante el pueblo de México”.
La precampaña concluyó en enero de 2006, cuando se confirmó su elección como candidato del PRD, que se lanzó en alianza con el PT y Convergencia, formando la “Coalición Por el Bien de Todos”.
La campaña presidencial empezó oficialmente en febrero de 2006. AMLO poseía una clara ventaja en todas las encuestas sobre su contrincante más cercano, Felipe Calderón, del PAN.
La campaña presidencial empezó oficialmente en febrero de 2006. AMLO poseía una clara ventaja en todas las encuestas sobre su contrincante más cercano, Felipe Calderón, del PAN.
Competía también contra Roberto Madrazo, por el PRI y el Partido Verde; Patricia Mercado, por el PSD; y Roberto Campa, por el PANAL (Nueva Alianza).
Campaña negra del PAN
No obstante, luego de tomar la decisión de no participar en el primer debate presidencial y tras las intensificación de la campaña del PAN en su contra, que lo tachaba como un “peligro para México”, AMLO comenzó a desplomarse en las preferencias, siendo superado por Calderón a lo largo de todo el mes de mayo.
Aunque se encontraba recorriendo de nueva cuenta el país, era evidente que la campaña de AMLO se encontraba en crisis. El candidato tomó entonces la decisión de sí participar en el segundo debate presidencial, a principios de junio, en el cual tuvo una sólida actuación que lo volvió a meter en la carrera al retomar el primer lugar en algunas encuestas.
A finales de ese mismo mes, cerró campaña con un mitin masivo en el Zócalo, al que asistieron cientos de miles de simpatizantes.
Resultados de la elección
AMLO llegó a la jornada electoral con una mínima ventaja en las encuestas. La confianza del triunfo, no obstante, era elevada. El conteo de votos inició tras el tiempo estipulado para la participación del electorado. Fue una competencia reñida, con AMLO a la cabeza, pero casi en ningún momento por arriba de un 3% de diferencia… Hasta que se alcanzó con el 90% de los votos contabilizados y poco a poco fue relegado al segundo lugar, finalmente concretado tras el 97.7% de las casillas computadas.
Tras días de incertidumbre, se confirmó la victoria de Felipe Calderón, con una polémica e ínfima diferencia de votos sobre AMLO del 0.56%, la más baja en la historia del país: 15 millones 284 votos del primer lugar contra 14 millones 756 mil 350 del segundo.
López Obrador impugnó la elección. Denunció fraude y exigió un recuento de votos, aunque sin éxito. Convocó marchas y plantones masivos, como el bloqueo en Paseo de la Reforma, en el Distrito Federal.
Finalmente, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declaró a Felipe Calderón como presidente electo, al tiempo que AMLO rechazaba el fallo y se autoproclamaba “presidente legítimo” en una ceremonia simbólica en el Zócalo en noviembre que, no obstante, se quedó en eso, un mero símbolo.
